Después de repetir por activa y por pasiva que el primer ministro palestino, Ahmed Qurei, alias Abú Alá , es un político tan cercano a Yasir Arafat que no es un interlocutor válido para negociar, el primer ministro israelí, Ariel Sharon, ha cambiado de idea y está dispuesto a reunirse con él. La nueva predisposición de Sharon coincide con la confirmación por parte palestina de que equipos de ambos gobiernos negocian, por ahora sin éxito, cómo mejorar la vida cotidiana de los palestinos durante el Ramadán.

Cuando el cerco policial por los casos de corrupción se estrecha alrededor de él y de sus hijos, el primer ministro israelí declaró el jueves por la noche que se ha "abierto la puerta de una nueva oportunidad de paz". Palabras recibidas con escepticismo por los analistas israelís y la Autoridad Nacional Palestina (ANP), que coinciden en considerarlas una cortina de humo para ocultar la corrupción.

MOFAZ ES EL ELEGIDO

El ministro de Defensa israelí, Shaul Mofaz, tiene luz verde para verse con ministros palestinos y elevar el nivel de unos contactos rotos desde el fin de la tregua y la dimisión de Abu Mazen. Nabil Abú Rudeine, consejero de Arafat, confirmó los contactos para mejorar la vida de la población en este mes del Ramadán, pero dijo que todavía no se ha llegado a ningún acuerdo.

De hecho, ayer, alrededor de 150.000 personas acudieron a la Explanada de las Mezquitas de Jerusalén en medio de unas extraordinarias medidas de seguridad, que sólo permitieron el acceso a los hombres mayores de 45 años y casados, y a las mujeres de más de 35 años.

INDIGNACION EN ALEMANIA

Por otro lado, la comunidad judía de Alemania anunció ayer medidas legales en contra de un parlamentario de la Unión Cristiano Demócrata (CDU) que utilizó la jerga nazi para acusar a los judíos de ser "autores de crímenes masivos". El diputado de la CDU Martin Hohmann acusó a los judíos de "imprimirle su sello a la revolución rusa" y agregó que son responsables de "millones de muertes ocurridas durante la primera fase de la revolución".