Felipe González animó ayer a su sucesor en la Moncloa a aprovechar su estancia en el rancho de George Bush en Tejas para convencer al presidente de EEUU de que su estrategia belicista respecto a Irak es un "error" que no concita el consenso internacional. "Pero no creo que lo haga", sentenció el expresidente del Gobierno, que desde ayer participa en el 11º plenario del Círculo de Montevideo que hoy concluirá en Barcelona.

En la inauguración de la conferencia, acto en el que también participaron Jordi Pujol y el expresidente de Uruguay Julio María Sanguinetti, el exlíder del PSOE se mostró convencido de que la mejor manera que tiene José María Aznar de colaborar y "ayudar" a EEUU es, "con lealtad", hacer ver al presidente Bush que "se está equivocando". "Sería una deslealtad y un hecho muy grave pensarlo y no decirlo", agregó.

PULSO A LA GUERRA EN DAVOS

González aconsejó al presidente del Gobierno tomar nota de la actitud que en su día tuvo el excanciller austríaco Bruno Kreisky, procedente de una rica familia judía, quien advirtió a la entonces presidenta de Israel Golda Meir de que no veía "mejor manera" de ayudar a Israel que recomendarle que resolviera el problema palestino y respetara los derechos de este pueblo. El expresidente destacó que en el reciente Foro de Davos no encontró "a casi nadie" que, "en privado", compartiera las tesis belicistas de Bush. "Todo el mundo está aterrado, pero nadie de atreve a decirlo", opinó González, quien constató que la doble crisis (económica y de seguridad) está provocando en todo el mundo una gran "oleada de rechazo" hacia el unilateralismo y la imposición.

En el mismo acto, Pujol juzgó de "extrema gravedad" la división que se vive en estos momentos en Europa.

Por otra parte, todos los grupos parlamentarios de la oposición pidieron ayer un pleno extraordinario del Congreso para que el Gobierno diga cuál será su voto sobre un eventual ataque a Irak en una próxima reunión del Consejo de Seguridad de la ONU.