El partido demócrata se volcó ayer en busca de un líder que le permita recuperar la Casa Blanca en el 2004, tras la decisión del exvicepresidente Al Gore de no presentarse a los comicios presidenciales de ese año, algo que contrarió a los asesores del presidente George Bush porque consideraban a Gore un candidato fácil de derrotar.

"Hubiera sido el candidato más fácil de predecir, porque sabemos exactamente cómo competir con él y ahora la campaña va a ser más difícil de pronosticar", reconoció el especialista en sondeos republicano, Whit Ayres. La Casa Blanca no hizo comentarios porque la renuncia de Gore es "un asunto interno" de la oposición, según comentó el portavoz, Ari Fleischer.

El propio Gore explicó el domingo, al anunciar que no se presentará a las elecciones del 2004, que "esa campaña habría sido una repetición de la pugna entre el presidente Bush y yo del 2000, algo que inevitablemente hubiera concentrado la atención en el pasado a costa del futuro, que es dónde creo que debe concentrarse".

Además, la discutida victoria de Bush en las presidenciales por sólo 537 votos, cuya validez decidió el Tribunal Supremo, todavía le duele a Gore, que perdió la presidencia pese a ganar en el voto popular. "Hay mucha gente en el partido demócrata que quedó exhausta y que no quiere volver a pasar por lo mismo", dijo Gore.

Entre los demócratas, la noticia ha sido bien recibida. "Le ha hecho un gran favor a su partido retirándose y dejando el campo para que alguien más pueda salir", explicó el exportavoz de Clinton, Joe Lockhart.

SIN CANDIDATO

Con ello, la media docena de demócratas que se espera compitan por la nominación a la Casa Blanca comenzaron a tomar posiciones. El primero fue el senador Joe Lieberman, candidato a la vicepresidencia con Gore en el 2000, seguido por el liberal senador John Kerry, y el gobernador de Vermont, Howard Dean, quien cree que la renuncia de Gore "deja al partido sin candidato destacado".

Los senadores Tom Daschle y John Edwards y el representante Richard Gephardt se unirán también pronto a la pugna por la sucesión de Gore.