El a menudo heterodoxo Josep Piqué entonó ayer una tímida autocrítica, la primera que emana de las prietas filas del Gobierno. Tras asumir que la crisis de Irak le puede acarrear al PP un "desgaste electoral muy relevante", Piqué reconoció también que el Ejecutivo no ha sabido explicar a la ciudadanía las razones de su incondicional apoyo al afán belicista de EEUU.Pero

Piqué calla, disciplina obliga, que los errores de Aznar no han sido sólo de comunicación, sino también, y sobre todo, de escenificación.Asumamos por un instante que millones de manifestantes yerran y que el presidente da en el clavo al alinearse con EEUU. Aun en ese inverosímil supuesto,

Aznar podría haber apostado por agotar la vía diplomática para después, en la ONU, votar al dictado de George Bush. Tal vez así su desgaste sería menor, y se ahorraría tener que recurrir a pueriles argumentos y panfletos para, tarde y mal, intentar convencer a propios y extraños.