El llamamiento del comisario de inmigración, Dimitrios Avramopoulos, a los gobiernos de la Unión Europea para que asuman de una vez por todas sus responsabilidades en la gestión de la crisis de refugiados empieza a sonar profundamente desesperado. “No nos amenazan enemigos. El territorio europeo no está bajo amenaza porque un enemigo esté intentando invadirnos. Tenemos el compromiso del Convenio de Ginebra. Volver a políticas nacionales o pensar según una agenda de política nacional no lleva a ningún sitio”, alertaba este miércoles durante la presentación de un nuevo balance sobre el plan para reducir el flujo de refugiados.

En una semana -el 18 y 19 de febrero- los Jefes de Estado y de Gobierno de la UE vuelven a reunirse en Bruselas y la situación ha cambiado más bien poco. De ahí el envío de una nueva carta de Avramopoulos a los 28 urgiéndoles a cumplir en el menor plazo posible con todos sus compromisos. “La crítica es fácil pero lo que estamos haciendo es lo que se supone que debemos y podemos hacer. En primer lugar, poner a todo el mundo delante de sus responsabilidades. Si todos los Estamos miembros hubieran hecho lo que tenían que hacer la cuestión sería distinta”, se justifica sin aclarar si están dispuestos a denunciar a los gobiernos europeos que no apliquen el plan pactado.

PRESIÓN A TURQUÍA

Las últimas cifras recopiladas por la Comisión confirman que el número de personas que cruzan los escasos kilómetros que separanTurquía de Grecia a través del mar Egeo se ha reducido, pero sigue siendo un número demasiado elevado para tratarse de invierno. En total, en enero llegaron diariamente una media de 2.186 personas frente a las 3.575 que lo hacían en diciembre y las 6.929 de octubre. Una muestra evidente de que el problema sigue lejos de estar resuelto y de ahí las constantes visitas de los dirigentes europeos a Ankara para conseguir que Turquía cumpla con su parte del trato.

Un trato que hace aguas, empezando por Grecia. De los cinco centros de registro que debe poner en marcha en el Egeo solo funciona uno. La noticia positiva es que Atenas ha prometido tener operativos el resto para mediados de este mes y que ha aumentado el porcentaje de personas que registra y cuyas huellas dactilares toma. En septiembre era del 8% mientras que en enero había subido al 78%. “Una vez que los centros estén en marcha debería ser posible de tomar huellas a 11.000 personas por día”, dice la Comisión Europea consciente de que mientras no haya mejoría no cambiará la situación y el sistema de Dublín seguirá sin ser de aplicación en Grecia.

Según el reglamento de Dublín, el primer país de entrada es el responsable de gestionar la solicitud de asilo aunque la normativa no se aplica a Grecia a raíz de una sentencia del Tribunal de Justiciade la UE de 2011 que dictaminó que el país no ofrecía un trato adecuado a los solicitantes de asilo. Bruselas ha urgido este miércoles a Atenas a que tome medidas para remediar la situación. Eso permitiría a otros Estados miembros devolver a Grecia inmigrantes si prueban que salieron de ese territorio y Atenas a su vez podría devolverlos a Turquía en el marco del acuerdo de readmisión que tiene con Ankara.

CONTROLES FRONTERIZOS

Esta posibilidad, sin embargo, parece lejana. Y un factor evidente es que la UE sigue avanzando en el mecanismo para prorrogar los controles fronterizos dentro del espacio de libre circulación de Schengen hasta un máximo de dos años. La recomendación de Bruselas coincide con la decisión de los embajadores permanentes de la UE que han dado luz verde al informe que constata “graves deficiencias” en la frontera exterior de Grecia y que será aprobado el viernes en el Consejo. Una vez que se apruebe formalmente el gobierno de Alexis Tsipras tendrá 3 meses para cumplir. Si no lo hace, los 28 tendrán a partir del 12 de mayo vía libre para prorrogar los controles dentro del espacio Schengen hasta dos años.

Entre los posibles beneficiados se encuentra Austria que ya aplica controles internos debido a la fuerte presión migratoria que sufre. Sus quejas han ido en las últimas semanas in crescendo y la Comisión Europea le ha autorizado a reducir un 30% la cuota de refugiados que debe reubicar este año. La realidad de las cifras demuestra, sin embargo, que ningún país está haciendo los deberes y acogiendo al ritmo que debe. Hasta ahora solo hay 15 Estados miembros que han ofrecido 1.081 plazas a Grecia de donde solo han salido 218 refugiados cuando las personas a reubicar en dos años suman 66.400. Y la situación se repite en Italia. Hay 15 países que le han prometido 966 plazas y hasta ahora solo se han reubicado de este país 279 de las 39.600 asignadas inicialmente. Es decir, 497 reubicaciones de las 160.000 prometidas. Un pobre balance al que se suma la escasez de funcionarios de fronteras enviados a estos dos países. "Hemos perdido mucho tiempo", admite Avramopoulos.