Los movimientos conservadores que fueron el puntal del pontificado de Juan Pablo II están moviendo sus piezas en el precónclave para asegurarse un papa de continuidad. El Opus Dei es la organización que ha preparado con más tiempo y de manera más sistemática este momento. Y es la única de la que, hasta el momento, han trascendido algunas gestiones. Unas discretas, otras llamativas.

El actual prelado del Opus Dei, Javier Echevarría, ha remitido una circular sobre el futuro cónclave a los miembros de la Obra en la que transmite el deseo de que la elección de un nuevo papa, "sea quien sea", represente un signo de "continuidad firme". Echevarría también espera que los católicos sepan mirar "los nuevos tiempos" sin dejarse influir por "consideraciones ajenas a la lógica sobrenatural".

LOS ENCUENTROS Ya la semana pasada se informó de que el cardenal Julián Herranz, uno de los dos purpurados del Opus Dei, celebró tras la muerte del Papa una reunión con otros prelados en el aislamiento de la villa que posee la institución en Grotarrosa, localidad de la periferia de Roma, donde en los últimos años se han repetido numerosos conciliábulos similares.

Estos encuentros no pueden plantearse abiertamente como actos de campaña. Pero en fuentes vaticanas se asegura incluso que este cardenal español habría recibido una confidencia de Juan Pablo II sobre el nombre que habría elegido como sucesor de sí mismo.

LA SIMPATIA El Opus se ha preparado con tiempo para la sucesión. Contará en el cónclave con dos cardenales: Herranz y el peruano Juan Luis Cipriani. Pero además contará con la simpatía que sienten por el Opus Dei grandes electores como Joseph Ratzinger, Camillo Ruini o Angelo Sodano, o la corte polaca de Juan Pablo II. Una muestra de su poder de movilización es el número de cardenales (35) que suscribieron la petición de beatificación del sucesor del fundador del Opus Dei Josémaría Escrivá de Balaguer, monseñor Alvaro del Portillo.

Otros grupos religiosos conservadores tendrán también representantes en el cónclave, como el patriarca de Venecia, Angelo Scola (Comunión y Liberación) y el checo Miroslav Vlk (focolares). Pero ninguno de estos nuevos movimientos ha osado pronunciarse públicamente sobre el cónclave. En cambio, la fundadora de los focolares, Chiara Lubich, sí puede haber intervenido de alguna forma en el clamor por la canonización inmediata de Juan Pablo II que se produjo durante los funerales.

LA AUTORIA DE LAS PANCARTAS No se ha aclarado todavía la autoría de las pancartas elaboradas en serie que proclamaban Santo ya , en italiano y en polaco. Sin embargo, fue Lubich la primera en plantear abiertamente este deseo, en un comunicado en el que definía a Juan Pablo II como "un gran santo" y añadía: "¡Cuánto quisiera que volvieran los tiempos en donde la santidad era proclamada por el furor del pueblo!".