Una veintena de agentes de la Guardia Civil abordaron ayer el barco Rainbow Warrior , de Greenpeace, que lleva un par de días fondeado frente al puerto de la base naval de Rota (Cádiz) en protesta por la guerra contra Irak. El abordaje se produjo ante la negativa de la tripulación a levar anclas y abandonar su posición.

Los 22 miembros de la tripulación permanecían, al cierre de esta edición, encerrados en el puente de mando del barco, y los agentes continuaban apostados en la zona de cubierta a la espera de recibir órdenes, según informó Carlos Bravo, de Greenpeace. Además de los encerrados, otros cinco activistas proseguían su protesta embarcados en lanchas neumáticas.

ORDEN MINISTERIAL

El abordaje se produjo sobre las seis de la tarde, después de que la Policía Judicial acudiera con una orden ministerial con la que se instaba a los ecologistas a mover el barco de la zona de exclusión, denominación que se da al perímetro de seguridad marítimo y terrestre de la base militar y en el que sólo está permitida la navegación de barcos militares. La orden contemplaba el arresto del capitán del barco, Daniel Rizzotti, en caso de que la nave continuara en su posición.

Los activistas no tienen intención de abandonar la zona, aunque temen ser remolcados a la fuerza por el Ejército.