Dos de los cinco hijos que tiene Adel Smith, presidente de la Unión de los Musulmanes de Italia, podrán seguir estudiando tranquilos, porque en la pared de sus clases ya no habrá ningún crucifijo cristiano que les ofenda. Un juez de L´Aquila, ciudad montañesa del centro de Italia, ha decidido que "una escuela pública imparcial" no puede exponer los símbolos de una religión concreta.

En Italia se ha armado un cisco colosal. "¿Cuándo nos quitarán las iglesias?", se preguntó Ersilio Tonini, un obispo muy popular. ¿Y a gente como ésa quiere dar el Gobierno el derecho de voto?", gritó ayer Francesco Storace, presidente de Lazio (la región de Roma), de la derecha.

El Ministerio de Educación asegura no tener la intención de organizar una recogida nacional de cruces y se reserva el derecho de apelar la sentencia en los tribunales... para ganar la batalla. La ley que imponía el símbolo católico en las aulas es de los años 20 y nunca ha sido derogada, ni en 1929, cuando se firmó un concordato entre Italia y el Vaticano por el que el Estado dejaba de ser oficialmente católico.

INDIGNACION EN LA IGLESIA

"Es una ley del Estado y en vigor", recordaron ayer, irritados, los obispos del país. Forza Italia, el partido del primer ministro, Silvio Berlusconi, afirmó: "El Parlamento debe intervenir inmediatamente para restablecer la soberanía popular y democrática". "La sentencia ofende los valores fundamentales de nuestra historia, cultura e identidad nacional", añadió.

No es la primera vez que Adel Smith está en el ojo del huracán. El año pasado, durante un programa de televisión en directo se levantó y propinó un puñetazo a su interlocutor, con el que debatía sobre religiones y etnias. Años atrás, ese representante de una de las dos organizaciones de los musulmanes de Italia solicitó al colegio de sus hijos que quitasen el crucifijo y el director le contentó. Pero las madres de los demás alumnos del centro protestaron y el crucifijo volvió a su lugar. Este año, el padre enfurecido volvió a las andadas y colgó en la clase un cartel con la inscripción No hay más Dios que Alá. Los niños acudían a clase llevando consigo, colgadas en la espalda, las suras, (capítulos) del Corán.

MAS CASOS

Sin tanta agresividad, casos semejantes se han multiplicado en los últimos cinco años. Una enfermera del principal hospital de Milán, italiana convertida a la fe musulmana, fue despedida el pasado año por absentismo laboral y en el juicio alegó que no tenía pensado ir "hasta que no quitasen la cruz".

En una escuela de La Spezia, en el sur de Génova, una maestra hizo alarde de sensibilidad y quitó por su cuenta el crucifijo el día en que entró en el aula el primer alumno musulmán. Las familias de los demás agobiaron al director hasta que la cruz volvió a su lugar.

El año pasado, el Ministerio de Educación invitó a reservar en cada escuela una salita, privada de cualquier símbolo religioso, destinada a lugar de rezo o meditación para los alumnos no católicos.