El 80% de los ucranianos, según los sondeos, quieren seguir por televisión el corte de suministro de gas natural ruso a Ucrania, previsto para el 1 de enero. El consorcio ruso del gas Gazprom, propietario del canal NTV, ha prometido transmitir en directo la "ceremonia de cierre del grifo" desde su cuartel general en Moscú, si la compañía ucraniana Naftogaz no paga 190 euros por 1.000 metros cúbicos a partir del 2006.

La nueva tarifa casi quintuplica la de este año. El gigante ruso del gas, controlado por el Kremlin, sostiene que el actual precio de 42 euros no se corresponde con los precios del mercado y que incluso los 190 euros es una "tarifa especial".

Las autoridades de Kiev reconocen la necesidad de pasar a tarifas más acordes con las del mercado, pero piden un periodo de transición de dos o tres años para evitar el hundimiento de la industria nacional, altamente dependiente del gas ruso. Pero la posición del Gobierno ruso ha sido invariable desde hace varios meses: "190 euros o no habrá suministro".

Rebaja a Bielorrusia

"El nuevo precio está basado en las realidades del mercado de gas natural europeo", afirma Viktor Jristenko, el ministro ruso de Energía. En respuesta, el primer ministro ucraniano, Yuri Yejanurov, acusa a Moscú de ejercer "presiones políticas sobre Ucrania". Según Yejanurov, la postura de Gazprom obedece a órdenes del Kremlin, que pretende castigar así la política europeísta de Ucrania. Yejanurov, quien ha calificado de "inaceptable" la nueva tarifa, ha ordenado a sus ministros que elaboren medidas para controlar el consumo y que preparen el aumento de los precios de gas para los ciudadanos.

Las acusaciones de "presión política" se basan en el hecho de que la aplicación de los nuevos precios es selectiva y no afecta a las exrepúblicas de la URSS aliadas de Rusia. El martes pasado, Gazprom firmó un contrato con Bielorrusia para el suministro de 21.000 millones de metros cúbicos de gas en 2006 a un precio de 39 euros por 1.000 metros cúbicos.

El tira y afloja entre Rusia y Ucrania en la polémica sobre el precio de gas impulsó ayer al presidente ruso, Vladimir Putin, a intervenir en las negociaciones de las dos comisiones gubernamentales. El presidente ruso apareció como deus ex machina para ofrecer una solución surrealista al conflicto: un préstamo a Ucrania de 3.000 millones de euros, garantizado por bancos occidentales, que permita que Naftogaz acepte la tarifa.

"Ustedes han creado una crisis real, y no sólo en la esfera energética", reprochó Putin a Jristenko y al presidente de Naftagaz, Alexei Ivchenko, como si el ministro ruso no estuviera siguiendo órdenes del Kremlin.

El corte de suministros no significa que el consorcio ruso dejará de bombear gas en la red de gasoductos ucranianos, pues ésta es tránsito obligado para los suministros rusos a Europa occidental. Gazprom, que la semana pasada realizó un simulacro tecnológico del corte de suministros a Ucrania, puede sólo reducir el volumen que bombea en el gasoducto Soyuz, que pasa por territorio ucraniano y que transporta al año 140.000 millones de metros cúbicos de gas ruso. El 85% tiene como destinatario a Europa occidental y el 15% restante, a Ucrania.

"Vamos a suministrar gas a Europa. Si Ucrania roba el gas tendrá que asumir la responsabilidad", dijo el presidente de Gazprom, Alexei Miller.

Gasoducto noreuropeo

Para no depender de la buena voluntad de Ucrania, Gazprom espera poner en funcionamiento en el 2010 el gasoducto noreuropeo, que unirá los yacimientos de gas de Rusia con Alemania, su principal cliente europeo, por debajo del mar Báltico. Este proyecto ofrece una solución alternativa al tránsito de gas ruso por Europa del Este a cambio de 4.000 millones de euros en inversiones.

En una primera fase, circularán 27.000 millones de metros cúbicos anuales de gas, y después, 55.000 millones de metros cúbicos. Al construir el gasoducto, Rusia podría "imponer precios de gas de monopolio e influir en la política de sus vecinos", opina el expresidente lituano Vitautas Landsbergis.