Cumpliendo la palabra de su líder, el jeque Hasán Nasralá, de golpear cada vez más dentro de Israel y más fuerte, Hizbulá disparó ayer cohetes Fajr-5, de fabricación iraní, contra la ciudad israelí de Afula, situada a 50 kilómetros de la frontera. Según la policía israelí, es la primera vez que este tipo de proyectil impacta en el país. Uno de los cohetes, que cayó en un espacio abierto, iba cargado con 100 kilos de explosivos.

Sin ser los temidos cohetes Zelzal-1 --que tienen un alcance de 125 kilómetros--, los Fajr-5 suponen un nuevo salto cualitativo de la milicia libanesa. Ayer, volvió a disparar más de un centenar de proyectiles contra el norte de Israel, causando seis heridos. Los Fajr-5 tienen un alcance de 75 kilómetros y poseen mayor carga explosiva. Fuentes militares israelís apuntaron que los ataques contra Hizbulá pueden haber obligado a la milicia a disparar desde más lejos.

BOMBARDEOS De hecho, poco después de que los Fajr-5 impactaran, la aviación israelí destruyó la lanzadora desde donde fueron disparados. Tal y como decidió el Gobierno de Ehud Olmert, la aviación fue ayer la protagonista. Los aviones de combate se emplearon a fondo en el sur del Líbano, sobre todo en las localidades de Marun al Ras, Arnun y Bint Yebeil. Los bombardeos también llegaron hasta el sur de Tiro y el valle de la Bekka. En total, 13 personas murieron ayer en el Líbano.

Fuentes militares informaron de que en 17 días de combate el Ejército israelí ha matado a unos 200 milicianos de Hizbulá --la milicia admite 31 bajas-- y que el jueves destruyeron en Tiro un comando central de lanzamiento de cohetes. Según estas fuentes, este ataque acabó con el grupo encargado de disparar los proyectiles contra Haifa. A pesar de estos datos, las fuerzas de seguridad israelís no se ponen de acuerdo respecto la capacidad que aún tiene Hizbulá. Meir Dagan, responsable del Mosad, dijo que la milicia chií es capaz de mantener la actual intensidad de combate durante bastante tiempo. Pero el jefe de la inteligencia militar, Amos Yadlin, afirmó que Hizbulá ha sido considerablemente dañada.

DERROTA DE HIZBULA La apreciación es muy importante, porque parece ser que el fin del conflicto depende del debilitamiento de Hizbulá que Israel consiga en el campo de batalla. Tras el fiasco de la conferencia de Roma, ha quedado claro que la diplomacia de EEUU y de Israel contemplan como primera fase una derrota, o algo parecido, de la milicia chií, lo que permitiría apuntalar el Gobierno libanés y proceder a la aplicación de la resolución 1559 de la ONU, que exige el desarme de Hizbulá.

Analistas israelís aventuran que solo si la derrota de Hizbulá es clara, el siguiente paso sería la retirada israelí de las granjas de Sheba, territorio libanés perteneciente a Siria que la milicia chií reclama y que Israel ocupa. De esta forma, Beirut podría enfrentarse con más fuerza a Hizbulá. Pero este plan necesita una clara victoria israelí, algo que se antoja difícil. No es fácil derrotar a una guerrilla en su terreno.