En la madrugada del viernes al sábado, Gesio d´Avila, un brasileño residente en Londres e instalador de alarmas antiincendio de profesión, recibió una llamada de la Policía Metropolitana. Los agentes estaban siguiendo la pista dejada por el teléfono móvil del supuesto terrorista acribillado a quemarropa por cinco disparos en la estación de metro de Stockwell, en el sur de Londres, tan sólo horas antes. El aparato "debía tener" varias llamadas perdidas desde su teléfono, tal y como D´Avila relató ayer a un grupo de periodistas.

Un inspector y un superintendente lo visitaron más tarde. Tras una conversación en la que se evocaron sospechas policiales de que la persona a la que él había intentado contactar estuviera vinculada con los atentados en Londres --ante el estupor de Gesio-- una frase lapidaria le dejó "de hielo", recuerda. "Me dijeron: ´Si estamos hablando de la misma persona, entonces puede que esté muerta".

Amigo acribillado

Fue entonces cuando comprendió que la persona acribillada por cinco disparos en el metro aquella mañana y de la que tanto habían hablado los medios de comunicación durante el viernes era precisamente su amigo y compañero de trabajo, el también brasileño Jean-Charles de Menezes, electricista de profesión. Fue entonces cuando entendió por qué Jean-Charles, descrito por sus amigos y conocidos como una persona "trabajadora y responsable", había faltado aquella mañana a su cita de trabajo con Gesio en la estación de metro de Kilburn, para realizar juntos una obra. "Le estuve esperando, pero nunca llegó", explica el compañero y amigo de De Menezes.

D´Avila estuvo durante toda la jornada del viernes intentando localizar a su compañero de trabajo. "Con él, algo así no había sucedido nunca antes; nunca había faltado a una cita de trabajo; le llamé varias veces y llegué a pensar: ´Ha perdido el teléfono móvil...´", recuerda, en un inglés rudimentario. De las declaraciones de D´Avila, ayer, a la prensa, se deduce que la policía conocía la identidad del hombre abatido y su probable falta de vinculación con los atentados mucho antes del sábado por la tarde, cuando decidió reconocerlo públicamente.

Wagner Vieira, también brasileño, tuvo ocasión de conocer de cerca a Jean-Charles de Menezes. Pintor de profesión, habían colaborado, al igual que Gesio, en trabajos de reparación de viviendas. "Era una gran persona, muy tranquilo", explica, dando a entender que no comprende qué es lo que pudo levantar las sospechas de la policía.

Vieira insiste en que su compañero muerto tenía los papeles de inmigración en regla, por lo que no tenía ninguna razón para hacer caso omiso ante una orden de alto, y cita como ejemplo un reciente viaje a Brasil para visitar a su familia, algo que no hace un sin papeles . "Solíamos ir juntos a bailar" a un local llamado Guanabara, frecuentado por brasileños.

"Queremos justicia"

Ayer, apenas unas horas después de conocer la noticia, D´Avila y Vieira, junto a una treintena de brasileños, desafiaron la lluvia y exigieron justicia al pie del Big Ben, desplegando una bandera brasileña que finalmente acabó empapada por la lluvia. "Cinco balas en nuestros corazones", gritaban los allegados de De Menezes.

Desde allí, fueron a la sede de Scotland Yard, donde cantaron el himno brasileño, guardaron un minuto de silencio y desplegaron pancartas exigiendo que se aclare lo sucedido. "Queremos justicia, no somos terroristas", rezaba una pancarta.

La versión oficial

Los manifestantes demandaron que se aclararan los puntos oscuros de la versión oficial ofrecida el sábado. Según la policía, De Menezes salió en la mañana del viernes de un edificio vigilado por la policía por albergar a posibles terroristas en Scotia Road, una pequeña calle bastante apartada del metro. Pero el vecindario donde residía la víctima no es un suburbio de altos bloques que se prestara a la confusión, sino de casas de dos alturas fáciles de identificar.

Además, antes de llegar a la estación de Stockwell, De Menezes viajó durante al menos media hora en el autobús número 2 hasta Stockwell, y algunos se preguntan por qué no fue neutralizado durante ese trayecto, si había levantado sospechas.