El primer ministro de Haití, Jean Max Bellerive, afirmó ayer que se han contabilizado ya más de 200.000 muertos por el terremoto que asoló Puerto Príncipe y precisó que esta cifra no incluye los cadáveres que han quedado bajo los escombros ni las víctimas enterradas por sus propias familias. Bellerive dio estos datos durante una comparecencia en el Senado, en la que planteó a la Cámara la necesidad de cambiar la estructura del Gobierno para afrontar la crisis.

Mientras, varios de los niños haitianos que integraban el grupo de 33 menores interceptados en la frontera de Haití el pasado sábado en manos de una oenegé de EEUU que pretendía sacarlos ilegalmente del país han empezado a reencontrarse con sus padres. Así lo confirmaron ayer los responsables de la organización Aldeas Infantiles, que se hace cargo de los menores devueltos desde la frontera, y que constató las condiciones de desatención tanto física como emocional en las que se encontraban muchos de los menores.

Ayer continuaron las declaraciones ante un juez haitiano de los 10 integrantes de una organización baptista con sede en Idaho (EEUU) detenidos por tráfico de menores. Todos coinciden en negar los cargos que se les imputan con el argumento de que tenían permiso del Gobierno haitiano para sacar a los niños, de entre dos meses y 10 años, a un orfanato de la República Dominicana pero, de momento, ningún documento acredita los permisos. Todavía está pendiente la decisión de si se someten a la justicia haitiana o son transferidos a Estados Unidos.

Fueron algunos de los niños los que, al ser liberados, explicaron que tenían padres e incluso facilitaron sus direcciones y sus teléfonos. Ahora, la organización que se ha hecho cargo de los menores trabaja en la localización de sus progenitores. El Gobierno haitiano ha dado instrucciones a su policía para extremar al máximo el celo en el control del tráfico de niños.