Aunque atraviesa uno de los momentos más delicados de su historia, Hamás demostró ayer que sigue contando con el apoyo incondicional de sus bases. La celebración de su 20º aniversario, planteado en clave interna como un plebiscito y cara al exterior como una demostración de fuerza, cumplió las expectativas con creces. Al menos 300.000 personas llenaron hasta la bandera la plaza Al Jatib de Gaza.

Una ocasión que los dirigentes islamistas aprovecharon para desacreditar las negociaciones entre Al Fatá e Israel y reafirmar su apuesta por la vía armada. "Nuestro pueblo es capaz de lanzar una tercera y una cuarta Intifada hasta obtener la victoria", advirtió su líder, Jaled Mesal.

Hamás quiso envolver su regalo de cumpleaños con todos sus símbolos de identidad. Hubo desfile de mujeres suicidas con cartucheras adosadas al cuerpo. Mas tarde irrumpió en escena a caballo, emulando a Saladino, el conquistador árabe de Jerusalén, un grupo de muyahidines con pañuelo beduino y kalashnikov. Incluso alguien mandó frente a los fotógrafos a un niño de apenas cuatro años con un rifle automático. El mensaje era evidente: no importa el número de milicianos que mate Israel porque la cantera es inagotable.

LEMA PARA LA CELEBRACION Presidía la escenografía del escenario el lema de la Hermandad Musulmana a la que pertenecen los islamistas: Alá es nuestro objetivo; el Profeta, nuestro líder; el Corán, nuestra ley; la yihad, nuestro camino; y la muerte por Alá, nuestra mayor aspiración . Said Surrabo acudió a la fiesta acompañado de su mujer: "Hoy es una ocasión para celebrar que seguimos siendo fuertes pese al bloqueo y las conspiraciones. Gracias a Hamás, Israel se retiró de Gaza y nos deshicimos de la gente mala y corrupta", dijo en alusión a Al Fatá.

Mushir al Masri retó a Israel a invadir la franja: "La retirada israelí de hace dos años no será nada comparado con esta invasión, Gaza se convertirá en la tumba de sus tropas". Miles de banderas verdes copaban el horizonte, pero se vio muy poco entusiasmo entre la gente.

Por su parte, el primer ministro palestino, Ismail Haniya, justificó el rechazo de su partido al proceso de paz reabierto en Annápolis. "Los únicos frutos que hemos visto de la vía de la negociación, el regateo y la normalización es la expansión de los asentamientos y el muro, la injusticia y la opresión para el pueblo palestino", dijo.

"El camino más corto para recuperar nuestra tierra es la resistencia", añadió Haniya, una de las caras amables de Hamás, pero con escaso poder dentro del partido. Detrás de él, un cartel rezaba: No reconoceremos a eso que llaman Israel . Aun así, Hamás no es el de hace 20 años.