Aneta Gadieva es una activista del Comité de Madres de Beslán cuya hija murió en la escuela de la localidad el 3 de septiembre del 2004, en la caótica operación de rescate que costó la vida a otros 186 pequeños. "No pierdo la esperanza de ver de nuevo a mi niña", dice.

Gadieva es una de las 11 integrantes del comité que aseguran que el próximo 14 de octubre el líder mesiánico Grigori Grabovoi, quien se declara Jesucristo resucitado, organizará en Beslán un acto de resurrección colectiva de los niños muertos a cambio de 39.500 rublos (1.150 euros) por persona.

Las 11 se han convertido en seguidoras de la secta dirigida por Grabovoi para que éste resucite a sus hijos. Las encabeza la presidenta del comité, Susana Dudiyeva, que el 2 de septiembre, en el aniversario de la tragedia, se reunió en el Kremlin con el presidente ruso, Vladimir Putin, para echarle en cara acusaciones que nadie se había atrevido a hacerle, llegando a decirle que es el "principal culpable" de la masacre.

Grabovoi creó una secta en el 2004 y se declaró capaz de resucitar difuntos, desviar el curso de los acontecimientos y salvar a la Tierra de catástrofes. También creó un partido político, inundó el país con sus libros, videoconferencias y "etiquetas que alejan el peligro", y recientemente prometió que se convertirá en presidente en el 2008 para erradicar para siempre la muerte de Rusia.

"Manipulación cínica"

Doscientas integrantes del Comité de Madres de Beslán reaccionaron con más compasión que crítica frente a las mujeres engañadas. "Condenamos la criminal manipulación de las mujeres que sufrieron la peor desgracia, la muerte de sus hijos, y que luchan por que se haga justicia", señala el comité.

Según el comité, la publicidad que los medios rusos dieron a los contactos de las madres con Grabovoi es parte de una "provocación organizada por los servicios secretos". Las imágenes televisadas de las madres reunidas con Grabovoi aparecieron en las cadenas nacionales el mismo día en que el comité publicó en internet la conversación en el Kremlin entre Putin y las madres. En respuesta a la acusación de que el Kremlin nunca se planteó negociar con los terroristas que pedían la retirada de las tropas rusas de Chechenia, el presidente Putin, según las madres, respondió que "no tenía información de que pedían eso".

"Toda esta historia se parece mucho a lo que en nuestra jerga llamamos operaciones activas. No es ningún secreto que, desde la época soviética, los servicios secretos mantienen contactos muy estrechos con personas que tienen capacidades sobrenaturales", dice a este diario un veterano del servicio de espionaje de la KGB.

"También es muy sintomático que los medios de comunicación, que normalmente ofrecen muy poca información sobre la investigación de esta tragedia, hicieran tanta cobertura del escándalo con Grabovoi e incluso le invitaran a dar entrevistas en directo. El objetivo ha sido desacreditar a las mujeres como testigos y decir que no se les puede hacer caso", señala el agente.

El punto más débil

La televisión mostró imágenes de un foro de los fieles de Grabovoi en el que Dudiyeva balbuceaba entre lágrimas palabras de agradecimiento al "maestro" por "devolver la esperanza". "Los servicios secretos se han aprovechado del punto débil del grupo de mujeres más afectadas por la masacre. Sabían que harían todo por resucitar a sus hijos", se lamenta Marina Pak, una activista del Comité.