El partido-milicia chií libanés Hezbolá ha hecho este miércoles un llamamiento en favor del inicio de una nueva Intifada "que arranque a la entidad sionista" --en referencia a Israel-- con motivo de la muerte de Arafat Jaradat, fallecido el sábado en una prisión israelí debido a la tortura a la que fue sometido, según las autoridades palestinas.

"El martirio del prisionero Jaradat ha revivido el problema de los prisioneros palestinos en las cárceles del enemigo y ha destapado las horribles torturas a las que son sometidos", ha indicado Hezbolá a través de un comunicado oficial.

En esta misma línea, ha expresado que el fallecimiento de Jaradat "ha revelado el sufrimiento de miles de prisioneros, incluyendo mujeres y niños que han permanecido en cárceles israelíes en malas condiciones".

"Este crimen ha generado el núcleo de la Intifada en las calles palestinas, en las que más de un centenar de personas, que se han estado sacrificando, han resultado heridas por el fuego de las fuerzas de la ocupación", ha agregado, según ha informado la cadena de televisión libanesa Al Manar, vinculada con la formación.

Por último, Hezbolá ha ofrecido sus condolencias a la familia de Jaradat y ha solicitado a las organizaciones internacionales que condenen los actos de Israel y que tomen medidas para poner fin a estos actos "para no ser partícipes, como los gobiernos occidentales, de este crimen".

La muerte de Jaradat ha desencadenado graves disturbios en Cisjordania que se han saldado con decenas de palestinos heridos, algunos de ellos por disparos del Ejército israelí. Estas protestas se suman a las manifestaciones para denunciar la situación que atraviesan los presos palestinos en cárceles israelíes y a los actos de solidaridad con los reos en huelga de hambre.

En este sentido, las Brigadas Ahmed Abu Rish --vinculadas a Al Fatá-- amenazaron la semana pasada con disparar cohetes contra Israel en caso de que alguno de los presos palestinos sufriera algún tipo de daño.

El martes, las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa --vinculada a la rama militar de Al Fatá-- reclamó la autoría del lanzamiento del cohete que impactó ha primera hora del día en las afueras de la localidad israelí de Ascalón, provocando daños materiales pero sin causar víctimas.

"Debemos oponer resistencia a nuestro enemigo por todos los medios. Subrayamos nuestro compromiso con la lucha armada contra el enemigo sionista --en referencia a Israel--", señaló el grupo a través de un comunicado oficial.

El ataque ha sido el primero desde la Franja desde la firma en noviembre de un alto el fuego entre el Ejército de Israel y Hamás tras la 'Operación Pilar de Defensa', lanzada por Tel Aviv contra el enclave.

Muerte de Jaradat

Jaradat fue detenido la semana pasada por lanzar piedras contra vehículos israelíes en Cisjordania y falleció el sábado en la prisión de Megiddo por un ataque al corazón, según la versión israelí, aunque la Autoridad Palestina sostiene que murió por "tortura extrema" basándose en los primeros datos de la autopsia, realizada en Israel, aunque con testigos palestinos.

Qaraqe reveló que durante la autopsia se han encontrado seis huesos rotos en el cuerpo de Jaradat: en su cuello, en su columna, en sus brazos y en sus piernas.

Del mismo modo, durante el examen del cadáver se descubrieron heridas en el interior de su labio inferior, contusiones en el rostro, dos costillas rotas y sangre en la nariz. Todo ello indica que el reo palestino fue víctima de torturas mientras se encontraba bajo custodia israelí.

Sin embargo, fuentes del Instituto Forense Abu Kabir de Tel Aviv, donde se relizó la autopsia, informaron a los medios israelíes de que no se detectaron "heridas externas" más allá de las que podrían haber provocado las maniobras de reanimación y un pequeño hematoma en la parte derecha de su pecho.

"Se han detectado dos costillas rotas, lo que podría ser consecuencia de los intentos de reanimación. Estos resultados preliminares no pueden determinar la causa de la muerte", a falta de los análisis microscópicos y toxicológicos, señaló el instituto.

Por su parte, el enviado especial de Naciones Unidas para Oriente Próximo, Robert Serry, solicitó "una investigación independiente y transparente en torno a las circunstancias de la muerte de Jaradat, cuyos resultados deberían hacerse públicos lo antes posible.

"Naciones Unidas está monitorizando de cerca la situación sobre el terreno, donde el incremento de las tensiones supone un riesgo real de desestabilización", agregó Serry.