La diputada socialista chilena Isabel Allende, hija del difunto presidente Salvador Allende, lamentó ayer que los juicios abiertos contra el dictador Augusto Pinochet no hubieran llegado al final con "al menos una sentencia condenatoria". Más allá de esa frustración, Allende confió en que la justicia de su país continúe trabajando porque, dijo, "hay muchos procesos abiertos que tendrán que continuar".

La parlamentaria compareció ante la prensa tras reunirse con José Luis Rodríguez Zapatero en la sede del PSOE. Dijo haber coincidido con el presidente del Gobierno en la necesidad de recordar a las víctimas de la dictadura y "devolver la dignidad y la memoria a quienes fueron injustamente enjuiciados". En ese sentido, señaló que Zapatero le comentó "algo" sobre el proyecto de ley para la memoria histórica que presentará el Gobierno en relación con las víctimas del franquismo.

"Ha muerto Augusto Pinochet, el general que traicionó su juramento, que traicionó al presidente Allende", sentenció la diputada, para quien la mejor herencia que se puede dejar es "nunca más un golpe de Estado, nunca más romper el orden constitucional democrático, nunca más violaciones de los derechos humanos".

EMOCION CONTENIDA Con emoción contenida, Allende dijo conservar la imagen de "dignidad" y "serenidad" que su padre exhibió el 11 de septiembre de 1973, día en que Pinochet perpetró el golpe de Estado. La parlamentaria socialista expresó su "enorme reconocimiento" hacia el juez de la Audiencia Nacional Baltasar Garzón por las acciones legales que emprendió en octubre de 1998 y que condujeron al arresto de Pinochet en Londres.

Pese a que el dictador pudo regresar a Chile, dijo, aquella tentativa de sentarlo en el banquillo permitió a los chilenos entender que la represión obedeció a una política de Estado y no consistió en meros "excesos", como se ha intentado explicar desde círculos pinochetistas.

La Ejecutiva socialista, con Zapatero a la cabeza, dedicó una parte de la reunión de ayer a la situación creada en Chile con la desaparición del dictador. En rueda de prensa posterior, el secretario de organización del partido, José Blanco, manifestó que Pinochet "ha encarnado todo lo que repugna a las mentes civilizadas: el golpismo, el totalitarismo, la fuerza bruta como única fuentes de legitimidad, la corrupción, el desprecio a la vida".

Más en clave de política doméstica, el dirigente socialista acusó al Gobierno de José María Aznar de no haber hecho nada para que Pinochet fuera juzgado en España, cuando el dictador permaneció arrestado en Reino Unido en virtud de una orden de captura dictada por Garzón.

ATAQUE DE BLANCO AL PP Blanco consideró "sorprendente" que el PP se presente ahora como un defensor de la justicia, después de "no hacer nada" por aquel proceso de extradición, que fue abortado por Londres con el beneplácito de Aznar. El dirigente del PSOE consideró "igualmente sorprendente" que los populares reivindiquen la memoria histórica de las víctimas de la dictadura de Pinochet y se la nieguen a los del franquismo. La detención de Pinochet amenazó con provocar una crisis diplomática entre España y Chile, por la aparente disposición inicial de Aznar de agilizar la extradición del dictador a España. Sin embargo, el expresidente se decantó después por la entrega de Pinochet a Chile.