El “culebrón” que ha vivido en Bolivia alrededor de una examante de Evo Morales y la supuesta existencia de un hijo en común ofreció un nuevo capítulo con sabor a conjura política. El fiscal general del Estado, Ramiro Guerrero, informó que Gabriela Zapata, actualmente detenida por enriquecimiento indebido y otros delitos económicos, presentó documentación falsa para acreditar el nacimiento del niño.

“El certificado de nacido vivo que Zapata presenta para obtener el certificado de nacimiento corresponde a otro niño, ahí consta que el niño nació el 30 de abril del 2007, no obstante, ese certificado de maternidad corresponde a un niño que nació en el 2006”, explicó el fiscal. “Zapata nunca estuvo internada en el Hospital de la Mujer, nunca nació él bebé en ese lugar, no hay registro de las camas ni de las salas de internación”, añadió.

Y además, Zapata sería tampoco abogada: su título también es falso y por eso la acusará de “falsedad ideológica y ejercicio ilegal de la profesión”. La reacción del Gobierno no se hizo esperar. “Mintió Zapata a Evo, mintió la derecha utilizando a una mentirosa para mentir al pueblo boliviano. Ha habido aquí una mentira colectiva de la derecha”, dijo el vicepresidente, Álvaro García Linera. Zapata. Según García Linera, los familiares de Zapata, que están vinculados a la oposición, siempre supieron la verdad.

En medio de la campaña por la consulta popular para reformar la Carta Magna y habilitar una nueva reelección de Morales en el 2020, un periodista mostró la presunta acta de nacimiento del hijo de Morales y Zapata. Reveló además que la joven se desempeñaba como gerente comercial de la firma china CAMC y había firmado contratos millonarios con el Estado. Evo admitió la relación, iniciada en el 2005 y que duró dos años, así como la paternidad. Dijo que el niño había muerto apenas nacido, en el 2007, y que desde entonces no veía a su examante. El Gobierno fue derrotado en la consulta y el caso Zapata tuvo mucho que ver. Cada novedad tenía la potencia mediática suficiente para centralizar las conversaciones. De repente, una supuesta tía informó que el niño vivía en La Paz y el presidente reclamó a la justicia hacerse cargo del mismo.

SIN INDICIOS DEL NIÑO

Zapata fue enviada a la cárcel. La tía que tampoco es tía biológica se amparó en el secreto judicial para decir que todavía falta conocer la verdad y que por eso no puede decir nada. El senador opositor Óscar Ortiz (UD) se hizo eco de esa insinuación: “Morales admitió que tuvo un hijo y que nunca se preocupó de conocerlo (...). Este grado de mentiras lo descalifican cada vez más”.

Durante el allanamiento del lujoso domicilio donde vivía no se ha encontrado indicio sobre la existencia de ese hijo, reveló por su parte el ministro de Defensa Reymi Ferreira. “La abuela, el abuelo, la hermana desmienten que el niño existe, no lo conocen, no hay libreta escolar ni fotografías del menor”. Para Ferreira, se ha llevado adelante una campaña contra la imagen del Jefe del Estado. “Es escandalosamente asqueroso y pocas veces lo hemos visto en Bolivia. Hay la complicidad de tres medios de comunicación y agencias, que son solo agentes políticos”.