Que un joven sufra una amputación puede ser una tragedia o casi una bendición, según el lugar del planeta donde eso suceda. A Brahim Husein, saharaui de 16 años, una mina le arrancó la pierna derecha en abril del año pasado. Desde entonces, sus apariciones en actos oficiales del Frente Polisario son aclamadas por la multitud. Se ha ganado el respeto de los ancianos y la admiración de la chavalería. A su familia ya nunca le falta comida. Ha pasado un buen verano en Mora (Toledo). Y lo mejor: para las chicas no es un tullido, es un héroe. "Lo que me pasó es normal. Hay mucha gente igual o peor que yo, sin dos piernas o sin dos brazos. Forma parte de 34 años de lucha del pueblo saharaui", dice Husein, quien ahora se apaña por el desierto con una pierna ortopédica que le regalaron en España, donde fue tratado de sus heridas.

Nayem Elgarhi, de 14 años, no tuvo tiempo de convertirse en héroe y pasó directamente a mártir. El pasado domingo fue abatido por ametralladoras de la Gendarmería Marroquí en un control cerca del campamento de Gdeim Izik. Montado hace dos semanas a 13 kilómetros de El Aaiun, capital del Sáhara Occidental, por 15.000 saharauis hartos de vivir bajo el régimen alauí, Gdeim Izik se ha convertido en nuevo reto para Marruecos y en una sorpresa para el Polisario. El campamento está rodeado de fuerzas marroquís y nadie sabe bien qué está pasando.

Burlas diplomáticas

Independientemente del impacto mediático, la mutilación de Husein y el asesinato de Elgarhi han encendido a la juventud saharaui mucho más que la huelga de hambre de Aminetu Haidar. "Nos han robado el país. Nos han torturado de mil formas, a Aminetu y a muchos. Han golpeado brutalmente a mujeres embarazadas. Pasamos hambre. Padecemos sufrimientos de todo tipo. Ahora matan a un niño a tiros. ¿Necesitamos algo más para rebelarnos?", brama Omar Ahmed, de 21 años, partidario de que el pueblo se levante en armas contra Marruecos.

Cada vez son más los que piensan como él. Gente que, en contra de la postura paciente y pacífica del Polisario, prefiere perder una pierna o morir antes que vivir un segundo más de burla diplomática. Hay legiones de chavales ociosos en los campamentos de refugiados de Tinduf (Argelia) que ya no van al colegio porque los profesores abandonan sus puestos en busca de extras a los