Nosotros donamos dinero en efectivo, en dólares americanos", afirma Isam, miembro de Hizbulá, en gesto de desafío a la Administración de EEUU. Desde el miércoles, el Partido de Dios reparte fajos de billetes a las víctimas de la agresión israelí cuyo alojamiento ha sido destruido. 12.000 dólares por familia, (9.355 euros) equivalente a dos años y medio de salario medio.

Ese dinero debe permitir a la gente pagar 12 meses de alquiler, o sea, unos 4.000 dólares (3.118 euros). "Y aún les quedan 8.000 dólares 6.237 euros para comprar muebles nuevos, lo que es relativamente confortable", explica Husein, sonriente con su barba recortada a la moda chií.

La indemnización ofrecida a todos los habitantes de la zona bombardeada por la aviación israelí fue prometida por el secretario general de Hizbulá, Hasán Nasralá. "Vuestros hermanos estarán a vuestro servicio desde mañana," declaró el líder del Partido de Dios. Apenas terminó su discurso, los voluntarios chiís se pusieron manos a la obra.

En la escuela de Mustafá, en el barrio de Haret Hreik, acogen desde el pasado martes a centenares de personas todos los días. Cuando la solicitud se ha llenado se transfiere a la escuela Mahdi Chahid, y allí, según la estimación de los daños recibidos, la familia recibe, en 48 horas, "la suma razonable" anunciada por Nasralá, que les permitirá "no estar tristes", como dice uno de los miembros del partido.

En los pasillos del establecimiento escolar, los habitantes del barrio están exultantes. "En ninguna parte del mundo existe un partido como Hizbulá", se felicita Haifa, madre de 10 hijos.

Mientras el movimiento chií se afana para limpiar, preparar la reconstrucción y sostener a los más desfavorecidos y tapizar la barriada de pósteres proclamando la "victoria de Dios", el Líbano parece, en efecto, absolutamente ausente desde el inicio del conflicto. El Alto Comité de Socorro, encargado de la ayuda de urgencia, ha desembolsado ya 20.000 dólares (15.594 euros).

Es cierto que su misión consiste, esencialmente, en aportar víveres, medicamentos y material de primera necesidad a los desplazados y que ha recibido enormes cantidades de ayuda del extranjero, y el servicio ha funcionado. Pero hoy, los desplazados se apoyan en Hizbulá. Un incordio para Israel, que ayer exhortó a a la comunidad internacional a no permitir que Irán financie la reconstrucción. Porque, digan lo digan los del Partido de Dios, las enormes sumas de dinero que van a desembolsar, no caen del cielo.

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