Todo vuelve a ser como antes. Los colorados, que gobernaron Paraguay de manera ininterrumpida entre 1954 y 2008, han vuelto al poder de la mano de Horacio Cartes, un millonario de 56 años con un pasado que no parece invitar demasiado al optimismo. El hombre que le vende a sus conciudadanos cigarrillos, ropa, carnes y hasta tratamientos para la obesidad, se impuso con casi el 46% de los votos en las elecciones de este domingo. El liberal radical, Efraín Alegre, se quedó con 36,98% y reconoció de inmediato la derrota. El periodista Mario Ferreiro, representante de una de las tres fracciones en las que se partieron los seguidores del depuesto presidente Fernando Lugo, quedó lejos, con el 5,55% de los sufragios.

Cartes no ha tardado en festejar su victoria. Lo primero que ha hecho ha sido agradecer al "Todopoderoso" por la gran "fiesta cívica" que ha vivido el país y ha asegurado que no ha ganado el partido colorado, sino "todos los paraguayos". El millonario ha prometido cumplir su programa de Gobierno, saturado de beneficios para los jóvenes, las mujeres y los jubilados. Paraguay es uno de los países más desiguales de la región a pesar de que, gracias a la exportación de productos primarios, ha crecido un 13% en el último año.

"Muchas gracias a todos los que nos han votado y quiero decirles a los que no nos han votado, que pondré todo mi esfuerzo por ganar su confianza", ha subrayado.

El Berlusconi guaraní

Cartes es una suerte de Berlusconi guaraní. Incluso tiene un equipo de fútbol, el Libertad, que bajo su gestión ha ganado siete torneos locales. Esa aureola de éxito, que también se traslada al negocio de los medios, no lo ha inmunizado contra la sospecha. La misma presidenta del partido, Lilian Samaniego, llegó a sugerir que Cartes tendría vínculos con grupos del narcotráfico y el contrabando, cuya fuerza es evidente en la frontera con Brasil.

Las denuncias asociadas a su nombre comenzaron en el año 2000, cuando fue hallada una avioneta con matrícula brasileña en su finca. En la nave había un cargamento de mediano tamaño de cocaína y marihuana. Pero Cartes negó cualquier relación con ese hallazgo. La justicia, que no se caracteriza en Paraguay por su eficacia, nunca lo procesó. El magnate también ha sido sospechoso de blanquear dinero en su Banco Amambay. Siempre ha calificado de disparatadas esas acusaciones.

Imbatibles hasta que llegó Lugo

El Partido Colorado se hizo con el poder en 1954, tras la conjura que encabezó el general Alfredo Stroessner. La dictadura se prolongó hasta febrero de 1989. Pero el partido nunca perdió las riendas del poder. Podían pelearse entre ellos, como ocurrió con el presidente José Wasmosy y el general Lino Oviedo, o llegar al crimen político, como supuestamente sucedió con el canciller y vicepresidente Luis María Argaña. Pero, a pesar de las prebendas, los negociados y el atraso, los colorados fueron imbatibles hasta que los derrotó el exobispo Fernando Lugo. Ese episodio nunca fue digerido por la fuerza política más gravitante, que, de inmediato se puso a conspirar en su contra.

La victoria de Cartes llega nueve meses después de la destitución de Lugo. El resultado de estas elecciones ya fue vaticinado por el vicepresidente del Tribunal Superior de Justicia Electoral (TSJE), Juan Manuel Morales, antes de que se cerrara la votación. "Alegre tendría que aceptar las tendencias", dijo, suelto de cuerpo. Para la cultura de la ilegalidad de Paraguay, donde el contrabando es casi una actividad normal, ese desapego de las normas irrumpió como un dato apenas pintoresco.

Según Adrian Cattivelli, columnista de 'ABC Color', los paraguayos no deben hacerse ilusiones. Con Cartes todo seguirá como siempre.