"Todos ganamos más con una relación de cooperación entre EEUU y China que a través de la confrontación". Bajo esta premisa, Hu Jintao inició ayer la visita de Estado más significativa de un dignatario extranjero desde que Barack Obama llegó a la Casa Blanca hace dos años, por la importancia de las relaciones económicas entre ambas potencias y por el clima de tensión por asuntos como la moneda, los desequilibrios comerciales o la situación de los derechos humanos en el gigante asiático.

Hu llega a EEUU dispuesto a reafirmar la posición de China como potencia emergente, pero también para calmar los ánimos por sus intenciones. Es la primera visita de Estado en 13 años de un presidente chino. La Casa Blanca sabe bien de su importancia, y por eso le da máxima prioridad y protagonismo, con una cena privada, reunión de trabajo y rueda de prensa conjunta, coronada esta noche con una cena de gala en la Casa Blanca.

Joe Biden recibió con todos los honores al presidente chino en la base de Andrews y de ahí se trasladó a la Casa Blanca para una cena privada con Obama, acompañados de sus ministros de Asuntos Exteriores y sus consejeros de seguridad nacional.

Un portavoz estadounidense reconoció antes del encuentro que era el mejor escenario para mantener un diálogo "franco" sobre el espinoso asunto de los derechos humanos en China.

El grueso de la visita se centra en asuntos económicos. Con un 45% de los estadounidenses que creen que China es la nueva potencia económica mundial por delante de EEUU, se espera que Obama presione a Hu para que aprecie el yuan, cuya cotización artificialmente baja otorga a las exportaciones chinas una ventaja injusta. También abordarán el desequilibrio en la balanza comercial, con un superávit anual para China de más de 200.000 millones de dólares.

Antes de viajar a Washington se anunciaron modestas inversiones chinas en el mercado estadounidense por valor de 600 millones de dólares. Pero las cifras hablan por sí solas. Según los últimos datos disponibles, correspondientes al 2009, las empresas chinas solo invirtieron 790 millones de dólares en EEUU, a diferencia de los 12.000 millones de dólares de Corea del Sur o los 264.000 millones de Japón.

Los presidentes Obama y Hu también hablarán de la relación militar bilateral, la lucha contra el terrorismo, las energías limpias o el eterno conflicto en la península de Corea.

Pero sin duda lo que más expectación levanta es el tema de los derechos humanos. Hillary Clinton habló esta semana de un momento "crítico" en las relaciones entre ambos países y volvió a pedir la liberación del premio Nobel Liu Xiaobo.