Villepin aguanta como un jabato por fidelidad a Chirac, que lo usa de escudo, o por una ambición desmedida que lo sitúa fuera de la realidad. El escándalo Clearstream y la fuerza del descontento de los diputados de la mayoría, hijos del partido de Sarkozy, decidirán la fecha del entierro del cadáver político. La relación entre Chirac y Sarkozy será clave para el relevo en el Gobierno, porque el ministro se resistirá a que esta plaza la ocupe --si no es suya-- otro rival. Si gana Sarkozy, a Villepin no le quedará ni París.

*Periodista.