Los cerca de 8.000 palestinos que permanecen detenidos en cárceles israelís iniciaron ayer una huelga de hambre para conseguir que se mejoren sus condiciones de encarcelamiento. Los presos acusan a Israel de "violar" todos sus derechos, "pisotear" su dignidad y tratarlos "como animales", y han divulgado un documento en el que precisan sus reivindicaciones.

Se trata de una lista de 57 reclamaciones que buscan el restablecimiento de algunos derechos que les han sido hurtados desde que hace un año el brigadier general Yaacov Ganot fue nombrado jefe del Servicio de Prisiones de Israel (SPI). Los prisioneros piden, entre otras cosas, que se eliminen las mamparas de vidrio que los separan de sus familiares durante las visitas, una medida que Ganot justificó en su momento como necesaria para impedir "órdenes a los terroristas".

TELEFONOS PUBLICOS Los presos también exigen la instalación de teléfonos públicos en las prisiones, la eliminación de los cacheos "humillantes" y la mejora de los servicios sanitarios en los presidios. El Gobierno israelí no está dispuesto siquiera a negociar. "En lo que a mí respecta, pueden morirse de hambre", sentenció Tsaji Hanegbi, ministro de Seguridad Interior de Israel.