"Ahora el cemento es del pueblo", rezaba en grandes letras la propaganda que el Gobierno de Venezuela publicó ayer en la prensa para anunciar la nacionalización de la industria cementera como "un paso revolucionario en la construcción del socialismo".

Horas antes, la Guardia Nacional ocupó la planta multinacional mexicana Cemex en Maracaibo. De ese modo cerraron un nuevo eslabón en la cadena de nacionalizaciones de industrias estratégicas forjada por Hugo Chávez.

El Gobierno llegó a un acuerdo con la empresa Lafarge, a quien abonará 170 millones de euros, y con Holcim --le pagará 340 millones--, pero no con Cemex, que pedía más de 800 millones.