Los presidentes de Colombia y Venezuela protagonizaron una fuerte disputa verbal, con insultos incluidos, durante una comida que el Gobierno de México ofreció el pasado lunes a los mandatarios asistentes a la XXI Cumbre del Grupo de Río celebrada en Cancún.

Aunque la prensa no estaba presente, todas las versiones --incluidas las procedentes de las delegaciones de Colombia y Venezuela-- coinciden en que la discusión se inició cuando Alvaro Uribe comparó el trato que reciben las empresas colombianas en Venezuela con el embargo comercial de EEUU contra Cuba. En respuesta, Hugo Chávez se quejó por la supuesta entrada en territorio venezolano de 300 paramilitares colombianos con la misión de asesinarle, dando a entender que el Gobierno de Uribe tenía alguna relación.

El presidente venezolano amenazó con retirarse del encuentro, ante lo cual Uribe gritó: "Sea varón. Estos temas se discuten en estos foros. Usted es valiente para hablar a distancia y cobarde para hablar de frente". La respuesta de Chávez no se hizo esperar: "¡Vete al carajo!". El mandatario cubano, Raúl Castro, puso fin al altercado al reprochar a ambos gobernantes por mantener semejante disputa en una cumbre convocada en nombre de la "unidad de América Latina y el Caribe".

Otros jefes de Estado se movilizaron y se elaboró una propuesta de acuerdo que prevé el compromiso de Colombia y Venezuela de evitar los ataques públicos que perjudican las relaciones bilaterales; así como la puesta en marcha de un grupo de naciones amigas que les ayuden a superar sus diferencias. La noche del lunes, el presidente mexicano, Felipe Calderón, anunció que Colombia y Venezuela habían aceptado "conducir sus diferencias con un diálogo amistoso". En el conflicto se inmiscuyó el boliviano Evo Morales, que acusó a Uribe de servir a EEUU.