La Iglesia católica chilena, donde coexisten posiciones moderadas y de un discurso más conservador, bendijo igualmente ayer a la presidenta electa, Michelle Bachelet, y aseguró que su llegada al palacio de La Moneda representa "una gran esperanza" para este país. El gesto de los obispos no pasó por alto en los ámbitos políticos.

Durante la campaña electoral, Bachelet fue atacada por la derecha debido a su condición de agnóstica. Pero la Iglesia --que controla un canal de televisión y cuya palabra tiene una fuerte influencia-- se abstuvo de sumarse de manera abierta a esas críticas. El cardenal arzobispo de Santiago, Francisco Javier Errázuriz, y miembros de la Conferencia Episcopal visitaron a la ganadora de los comicios del pasado domingo en su domicilio, en el lujoso barrio de Vitacura.

RECONCILIACION Al salir, Errázuriz definió a Bachelet como "un símbolo del reencuentro de los chilenos" y de "un país reconciliado". Ella, agregó, fue "golpeada por el odio", pero "prefirió superarlo a través de la comprensión, la tolerancia y, como ella decía, por qué no decirlo, del amor". Errázuriz aludió a la historia familiar de la política socialista en la dictadura, que encarceló a su padre, el general Alberto Bachelet, fallecido en una prisión del régimen militar, y torturó a la propia mandataria y a su madre.

El presidente de la Comisión Episcopal, Alejandro Goic, consideró que la evocación que Bachelet hizo de su padre el domingo "fue algo que nos llegó muy hondamente". En el momento en que Goic aludía a este caso, el general retirado Alejandro Medina Lois quedaba detenido por orden del juez Carlos Gajardo, a cargo nada menos que del caso Pedehue , como se conoce al asesinato de los militares contrarios al golpe del general Augusto Pinochet en el año 1973.