La tragedia que vive la costa oeste de Estados Unidos, azotada por una oleada de incendios que han obligado a evacuar a cientos de miles de personas y han arrasado vastas extensiones de territorio, quedó el lunes amplificada por el negacionismo recalcitrante del presidente Donald Trump hacia el cambio climático. Durante una reunión con las autoridades estatales de California para escuchar de primera mano las dimensiones del desastre generado por el fuego, que ha calcinado pueblos enteros y se ha cobrado la vida de 35 personas, Trump trató de acallar a uno de sus interlocutores después de que instara a escuchar a la ciencia para incluir el calentamiento global en la estrategia futura contra los incendios. “Ya verás cómo empieza a enfriarse”, le respondió el presidente refiriéndose al clima. “No creo que la ciencia lo sepa”.

Sus palabras no solo chocan con el consenso científico, sino con las conclusiones de su propio Gobierno, que hace dos años advirtió que las emisiones de efecto invernadero derivadas de la quema de combustibles fósiles podía triplicar la severidad de los incendios en los estados del oeste del país. Los mismos que ahora arden a una intensidad sin precedentes por la sequedad del terreno y la fuerza del viento, que dificulta enormemente su extinción. Toda la estrategia de Trump pasa por mejorar la gestión forestal, un asunto importante en la ecuación, a ojos de los expertos, pero insuficiente si no se tienen en cuenta las condiciones creadas por el calentamiento global.

El presidente ha llegado a culpar a las autoridades y la población local de la mala gestión forestal, cuando más de la mitad de los bosques de California están gestionados por el Gobierno federal. “Esta es otra crisis más, y van muchas, de la que no se quiere hacer responsable”, dijo el candidato demócrata, Joe Biden, en un discurso desde Delaware en el que abordó el problema de los incendios y sus vínculos con el cambio climático. “Puede que el negacionismo climático no haya provocado estos incendios, las inundaciones o los huracanes que están batiendo records, pero si obtiene un segundo mandato estos eventos infernales serán más habituales, mas devastadores y más letales”.

Biden subrayó que en la América de Trump nadie está seguro y trató de darle la vuelta al argumento del presidente, que acusa demócrata de querer “destruir los suburbios” con la promoción de viviendas para la población de bajos ingresos. "¿Cuántos barrios de los suburbios se han inundado? ¿Cuántos han volado barridos por las tormentas? Si le dan otros cuatro años a este pirómano climático, no debería sorprenderle a nadie que arda EE UU”, añadió el demócrata.

El contraste entre los dos candidatos en este ámbito no podría ser más acentuado. Biden ha prometido eliminar las emisiones contaminantes de las plantas energéticas antes de 2035, en un programa que incluye además inversiones por valor de 2 billones de dólares para acelerar la transición hacia las energías renovables. Trump, en cambio, sigue empeñado en abrir nuevos territorios a la exploración de hidrocarburos, al tiempo que desmonta las regulaciones de su predecesor para mitigar las emisiones contaminantes y sigue trufando su Administración con negacionistas climatico. Y todo ello con elevadas dosis de cinismo. “Soy un gran ecologista”, llegó a decir hace unos días durante un acto en Florida.

El debate sobre el cambio climático había quedado hasta ahora completamente ensombrecido por las crisis sanitaria, económica y racial que vive el país. Electoralmente no debería tener mucho impacto en el oeste porque tanto California, como Oregón y Washington son sólidos bastiones demócratas. Pero sí en otros estados donde se decidirán las elecciones, como Florida o Carolina del Norte.