La antorcha olímpica no tuvo precisamente una acogida triunfal en las calles de Londres, ciudad encargada de organizar los Juegos del 2012. La fuerte presencia policial, con un despliegue de 2.000 agentes, no evitó las interrupciones y altercados continuos, por lo que 36 personas fueron detenidas bajo la acusación de alterar el orden público. Los incidentes provocaron que en ciertos tramos el fuego olímpico cambiara de ruta o tuviera que ser transportado en autobús.

Los manifestantes que protestaban por la represión del Tíbet despojaron el evento del paso del fuego olímpico de su carácter festivo y lograron incomodar hasta al primer ministro. Gordon Brown recibió la antorcha en Downing Street, pero no llegó a sujetarla y se mantuvo físicamente alejado de ella.

EXTINTORES Los manifestantes, cuyo número no pareció disminuir a pesar de la inaudita nevada que cayó en la ciudad, se apostaron a lo largo del recorrido de casi 50 kilómetros que empezó al oeste de la capital, en el estadio de Wembley, y finalizó en el complejo de Greenwich. El blindaje policial que rodeó en todo momento a los portadores evitó que un activista arrebatara la antorcha cuando esta era llevada por la presentadora de televisión Konnie Huq.

En otro incidente dos personas fueron arrestadas tras intentar apagar la llama con extintores sobre los que habían escrito "extintores de la propaganda". En las inmediaciones del Museo Británico, donde se encuentra la embajada de China, más de un millar de manifestantes esperaban la llegada de la antorcha portada por la embajadora china, Fu Ying. Se optó por realizar este tramo en autobús, y la embajadora efectuó su relevo en las calles de Chinatown.

Cerca de Downing Street también se juntaron simpatizantes chinos, pero estos fueron sobrepasados por manifestantes que gritaron consignas como Tíbet libre y Gordon, avergüénzate. La recepción de la antorcha en Downing Street no estuvo exenta de polémica. El líder del Partido Liberal Demócrata, Nick Clegg, afirmó que la participación del primer ministro era "totalmente inapropiada" dado que China no ha abierto el diálogo con el dalái lama. La ministra encargada de los Juegos del 2012, Tessa Jowell, insistió en que acoger la llama no es un acto político sino de apoyo al olimpismo. También Shenxi Chi, de 22 años y que desde hace seis estudia en Londres, manifestó a este diario que un evento deportivo no era la plataforma apropiada para dar voz a puntos de vista políticos.

La antorcha olímpica voló ayer a París, donde hoy se espera una nueva jornada de protestas. Ayer, aprovechando la celebración del maratón en la capital francesa, varios corredores lucieron ya en las camisetas lemas alusivos al conflicto del Tíbet.