Numerosos incidentes han estallado este lunes en un centenar de manifestaciones secundadas en toda Italia por miles de campesinos, camioneros y desempleados, entre otros colectivos, que han cortado carreteras y vías férreas en diversas ciudades para protestar contra el aumento de la fiscalidad y reclamar el fin del Gobierno de coalición dirigido por Enrico Letta, acusado de no hacer nada para ayudar a las capas más débiles de la población.

Las protestas más violentas, convocadas por el movimiento Horca, se han producido en Turín (noroeste), donde los manifestantes han paralizado el servicio ferroviario bloqueando las principales estaciones. Tras ocupar las vías durante una hora, un centenar se han dirigido hacia la sede de Equitalia, la agencia recaudadora de impuestos, y han lanzado botellas, cohetes y piedras contra el edificio. La policía ha respondido a los manifestantes lanzándoles gas lacrimógeno.

En los choques entre agentes y manifestantes han resultado heridos 14 policías y dañados tres vehículos policiales. Los manifestantes también han lanzado piedras contra la sede de la región del Piamonte y del Ayuntamiento de Turín, y han impedido la circulación de los tranvías, obligando a su paso a muchos comercios a bajar las persianas.

"Todo lo que queremos es decir 'basta' a lo que no funciona, que el Gobierno se entere. Participar en una mesa de negociación no nos interesa, queremos que se vayan todos", ha declarado en Turín el portavoz del Movimiento Horca, Andrea Zunino, citado por la agencia Ansa.

Origen campesino

Concentraciones y cortes de tráfico similares se han reproducido en Roma, Venecia, en la región de Campania (Nápoles), en los alrededores de Milán y también en Sicilia (Palermo y Catania), las Marcas y Cerdeña. Originario de Sicilia, el movimiento Horca, que toma como símbolo la herramienta de los campesinos, reunía inicialmente a agricultores angustiados por la subida de tasas e impuestos, que ha llevado a la desaparición de pequeñas explotaciones agrarias, pero se ha extendido a artesanos, comerciantes y pequeños empresarios.

El descontento social de los 'forconi' (como se les conoce en Italia) abarca una gran variedad de cuestiones, que van desde la globalización hasta los precios de los combustibles, pasando por el aumento de tasas, el euro y la Unión Europea.