Decenas de tanques y blindados israelís invadieron ayer el norte de la franja de Gaza en una incursión calificada de "rutinaria" por el Ejército, después de que una decena de proyectiles palestinos cayeran sobre el sur de Israel sin llegar a provocar daños ni víctimas.

Seis milicianos palestinos y tres civiles, cuya casa fue alcanzada por un tanque, murieron en la ofensiva. Horas antes, el ministro de Defensa israelí, Ehud Barak, había anunciado la cuenta atrás para una "operación a gran escala". Pero todavía se desconoce si lo de ayer fue el pistoletazo de salida. De momento, Israel ha impuesto el cierre total de los territorios palestinos con motivo de la fiesta judía de los Tabernáculos.

Cinco de los milicianos asesinados fueron alcanzados por un misil mientras circulaban en coche por la capital de Gaza. Todos ellos pertenecen al Ejército del Islam, involucrado en los secuestros del cabo israelí Gilad Shalit y del periodista de la BBC Alan Johnston, ya liberado.

AMENAZAS TELEFONICAS Además, varios militantes de Gaza y Cisjordania denunciaron haber recibido amenazas de muerte a través de sus teléfonos móviles de parte del espionaje israelí. En los mensajes, según fuentes palestinas, podía leerse: "Os vamos a despedazar y tu casa será destruida contigo y tu familia dentro".