Adolescentes matando a adolescentes. Lo inexplicable volvió a suceder en EEUU el lunes, cuando Jeffrey Weise, un joven indio de 16 años, asesinó a siete personas en su instituto, en la reserva de Red Lake (Minnesota), donde dejó a otros 13 heridos. Antes había matado a su abuelo y a la compañera de éste. Tras la carnicería, se suicidó.

El caso, que ha conmocionado a la pequeña comunidad indígena y a todo el país, es el peor de este tipo desde que Columbine entró en los anales del horror. De aquella matanza en el instituto de Littleton (Colorado), donde dos jóvenes mataron a 13 personas antes de suicidarse, se cumplen seis años en abril.

Ayer, la prensa e internet estaban ya plagados de informaciones y rumores sobre Weise: su personalidad, sus gustos, su admiración por Adolf Hitler y una vida marcada por las dificultades, incluyendo el suicidio de su padre y una madre en coma. El FBI cree que la matanza fue indiscriminada pero que el joven hizo algún tipo de planificación.

ESCALOFRIANTE ESCENA El relato que el agente especial Michael Pabman hizo ayer a las puertas del instituto Red Lake fue tan frío como escalofriante. El lunes, a una hora indeterminada, el adolescente fue a casa de su abuelo, Daryl Lussier, un veterano de la policía local de 58 años. Lo mató a él, luego a su compañera, cogió el arma de su abuelo, su chaleco antibalas y su vehículo para llegar a la escuela.

Al entrar al recinto, alrededor de las tres de la tarde (las diez de la noche en España), Weise mató al primer guardia desarmado que se le acercó. Luego empezó a recorrer un pasillo en el que se cruzó con una profesora de 52 años y un grupo de alumnos. Empezó a dispararles; cuando se metieron en un salón cercano para protegerse, él entró detrás.

Cuando la policía llegó, alertada a través de los móviles de profesores y alumnos, hubo un intercambio de disparos iniciado por el joven, que se refugió en un aula y se quitó la vida. El FBI no había determinado ayer dónde murieron y resultaron heridas cada una de las víctimas.

RESERVA CERRADA El trágico suceso llevó a los líderes de la tribu de los Ojibwa --también conocidos como los indios Chippewa-- a cerrar inmediatamente la reserva, donde viven alrededor de 5.000 indígenas. "Esta es, sin duda, nuestra hora más oscura. Estamos devastados, incrédulos, horrorizados", manifestó Floyd Jourdain, su presidente.

En la primera rueda de prensa que llevó a cabo el FBI afloraron las primeras preguntas --sin respuesta-- que intentaron relacionar a Weise con el consumo de drogas, una de las lacras que asfixian a los indios en EEUU. Pero no la única. En el caso de los Ojibwa de Red Lake, uno de los problemas más graves es la pobreza, que afecta al 39% de la población de la reserva.