Un informe del Pentágono que alertaba sobre el creciente poderío militar chino está detrás del último roce entre las dos superpotencias que se disputan la supremacía global. Pekín lo calificó ayer de "agresivo" y advirtió de que no "será beneficioso" para las relaciones bilaterales. El rifirrafe llega cuando a China parece habérsele acabado la paciencia por los continuos "juegos de guerra" de Estados Unidos y Corea del Sur en aguas cercanas y que tienen como teórico objetivo amedrentar a Pyongyang. Pekín considera una provocación la llegada a la zona del portaaviones nuclear USS George Washington para participar en ejercicios militares.

El informe lamentaba la "limitada transparencia" de cuánto ocurre en torno al Ejército de Liberación Popular y añadía que "genera incertidumbre y acentúa el riesgo de malentendidos".