La pregunta es simple. ¿Cómo se puede trabajar en Irak si los mismos convoys militares estadounidenses son atacados y los empleados de seguridad privados --armados hasta los dientes--, asesinados o secuestrados? EEUU ha perdido el control de la seguridad en Irak y la consecuencia principal es el temor de los extranjeros a convertirse en rehenes o incluso morir en las carreteras. Ante esta situación, la desbandada de extranjeros ya ha empezado y EEUU corre el serio riesgo de quedarse solo en Irak.

Los primeros en irse van a ser los rusos. Tres vuelos especiales hoy y cuatro mañana devolverán a Rusia a 553 trabajadores de esa nacionalidad y otros 263 de varias repúblicas de la antigua URSS que están trabajando en empresas rusas en Irak, según anunció ayer el Ministerio ruso de Situaciones de Emergencia. Las compañías rusas presentes en el país son imprescindibles, sobre todo en el sector de la electricidad. "La corriente eléctrica depende principalmente de los rusos que trabajan en las centrales, ya que los equipos fueron construidos en la antigua URSS. Sólo ellos pueden repararlos", se lamentaba ayer Bassim Anton, un portavoz de la Federación Iraquí de Industrias, informa Dmitri Polikarpov..

PUENTE AEREO No es éste el único puente aéreo de rescate previsto. Ayer, los periodistas italianos recibieron el ofrecimiento del Gobierno de Silvio Berlusconi de que un avión los sacará de Bagdad cuando sea necesario. La compañía aérea Royal Jordanian ha duplicado sus vuelos a Ammán y su oficina en Bagdad es un desfile de extranjeros que quieren reservar vuelos, la única forma de dejar el país. Las colas duran varias horas.

Las ONG Médicos del Mundo y Handicap Internacional han evacuado al personal internacional y han mandado a sus casas a los empleados iraquís. En medio de este panorama, ayer el periodista francés Alexandre Jordanov fue liberado por sus captores, mientras Italia y Japón se mantenían inflexibles ante las peticiones de los captores de sus ciudadanos.

Los periodistas extranjeros han decidido limitar sus movimientos a Bagdad y, en algunos casos, se han recluido en sus hoteles y oficinas. La cobertura informativa de la situación en Faluya y Nayaf la proporcionan reporteros integrados en las tropas de EEUU y periodistas iraquís que trabajan para las grandes agencias internacionales o para los canales árabes de televisión Al Jazira y Al Arabiya. Las carreteras del país, sin policía local, están repletas de controles irregulares de los insurgentes y escapan a cualquier control de las fuerzas de ocupación.

Los militares no estadounidenses se han acantonado en sus bases y algunos países, como Filipinas, estudian su retirada. Estos contingentes se encuentran con el problema de que su misión no era luchar contra una rebelión, sino mantener la seguridad en las calles, por lo que en muchos casos carecen del material necesario para las escenas de guerrilla urbana que se dan en Faluya o que pueden verse en Nayaf.

La primera víctima de esta situación es la reconstrucción de Irak. Fuentes de las fuerzas ocupantes expresaban ya ayer su temor de que las empresas no quieran trabajar en Irak.

La otra víctima, según muchos analistas, puede ser la transición política. En un arrebato de optimismo, ayer el enviado especial de la ONU a Irak, Lajdar Brahimi, declaró que confía en que pueda constituirse un Gobierno interino a principios de mayo.

SARD CEDE ANTE EEUU Mientras, rodeado por 2.500 soldados estadounidenses con órdenes de apresarle o acabar con su vida, Moktada al Sadr, el cabecilla de la revuelta shií en el sur de Irak, anunció ayer, a través de sus colaboradores, que renunciaba a sus exigencias previas para negociar con las fuerzas ocupantes, con el fin de evitar un baño de sangre en la ciudad santa shií de Nayaf, donde se ha refugiado.