La historia se repite. La comunidad shií de Irak sufrió ayer una nueva ola de ataques durante las celebraciones de la Ashura, la festividad más sagrada de su calendario religioso, que hoy tiene su punto culminante. Al menos 27 personas murieron en atentados suicidas en tres mezquitas shiís repletas de fieles, y otras tres perdieron la vida en un ataque con morteros contra una procesión religiosa. El pasado año, más de 170 personas murieron en ataques coordinados en Bagdad y Kerbala durante la Ashura, que conmemora el martirio del imán Husein, nieto de Mahoma, en el siglo VII.

EN MEZQUITAS El primero de los atentados suicida de ayer se produjo en la mezquita de Kazimaín, en Bagdad. Un kamikaze hizo estallar un cinturón de explosivos, lo que causó 17 muertos y 33 heridos entre la congregación. Poco después, dos suicidas se acercaron a los fieles en la mezquita shií de Alí Baya, también en Bagdad. Aunque la policía les detectó y les disparó, uno de los kamikazes logró detonar los explosivos y causó al menos tres muertos y 15 heridos. Al caer la noche, un coche bomba ante una mezquita de Iskandariya, al sur de Bagdad, mató a siete personas e hirió a 10. Además, otros tres iraquís murieron y cinco fueron heridos en un ataque de mortero. El proyectil cayó cerca de una mezquita de Bagdad cuando desfilaba una procesión de la Ashura. También murieron cuatro soldados de EEUU en ataques en Mosul y en Balad.

Mientras, ayer se supo del secuestro, el martes, de dos periodistas indonesios, una reportera y un cámara que trabajan para Metro TV, única cadena de información continua de Indonesia. "Sabemos por el propietario del vehículo alquilado en Jordania que el coche fue interceptado por un grupo armado y los dos periodistas y el chófer fueron llevados a un lugar desconocido", dijo Maty Natalegawa, portavoz indonesia de Exteriores.