Mientras las tropas norteamericanas combatían ayer en las calles de Faluya, seguidores del jordano Abú Musab al Zarqaui asaltaron tres comisarías de la ciudad de Baquba y causaron un número indeterminado de víctimas. En Ramadi, los insurgentes expulsaron a tiros del centro de la población a unidades del Ejército de Estados Unidos.

Ante el cariz que adoptaron los acontecimientos, el primer ministro, Iyad Alaui, decretó el toque de queda en Bagdad y en varias localidades cercanas. La medida entró en vigor ayer, desde las 22:30 a las 4.00 horas.

En un comunicado publicado en internet, el grupo de Zarqaui se atribuyó la autoría de la ola de asaltos a los centros policiales de Baquba, población situada a unos 100 kilómetros al oeste de Bagdad. Fuentes de la morgue de la ciudad aseguraron que en los ataques murieron 45 personas, la mayoría policías, aunque luego se retractaron. Otras 32 personas resultaron heridas. La policía local, sin embargo, redujo la cifra a ocho heridos, cuatro policías y cuatro civiles. Los rebeldes iraquís atacaron también uno de los puentes que une Baquba con Miqdadiya y Janaqin.

DUROS COMBATES En el centro de Ramadi, ciudad vecina de Faluya, rebeldes y tropas estadounidenses libraron duros combates que se prolongaron durante más de 20 horas. Los disparos de los insurgentes obligaron a los soldados a retirarse de la zona y a replegarse a sus bases, en el extrarradio. Los choques más violentos tuvieron lugar cerca de un hotel en el que estaban apostados varios francotiradores del Ejército de EEUU.

En el centro petrolero de Kirkuk, al norte del país, la explosión de un coche bomba contra una comisaría de la Guardia Nacional mató a dos personas e hirió a otras cuatro. Un ataque con morteros contra una base de las tropas de EEUU en Mosul mató a dos soldados estadounidenses.