La tragedia iraquí se cobró ayer la vida de 37 niños. Una cifra más a añadir en el cómputo general de víctimas inocentes en un país sembrado de sangre y dolor. Todos ellos murieron, junto a cuatro adultos, tras registrarse tres atentados con coche bomba de forma simultánea en el barrio de Al Amel, en Bagdad. El grupo Monoteísmo y Guerra Santa, del jordano Abú Musab al Zarqaui, que supuestamente es el hombre de Al Qaeda en Irak, reivindicó los ataques en una página de internet. A estas muertes hay que añadir las de al menos 22 personas, fallecidas en diferentes actos de violencia en otros puntos del país.

Las tres explosiones se produjeron hacia la una de la tarde hora iraquí (una hora más en España), mientras un nutrido grupo de vecinos de Al Amel, en el suroeste de la capital, asistía a la inauguración de una depuradora de agua. El primer estallido afectó a un control militar, situado a apenas un kilómetro de distancia del lugar donde se estaba llevando a cabo la ceremonia.

Minutos después se produjeron las otras dos, las más mortíferas. Las explosiones afectaron de pleno a los niños, arremolinados junto a un grupo de soldados que les estaban dando caramelos, y a un convoy militar estadounidense que se dirigía al control en el que instantes antes había estallado el primer coche bomba. Las tres explosiones causaron heridas a más de 140 personas, entre ellas diez soldados.

Cifras tan espeluznantes como las imágenes de los padres rotos de dolor llevando en brazos los cuerpos sin vida de sus hijos. El de ayer es el atentado de los insurgentes que más muertes de niños ha causado desde que los ejércitos de EEUU y el Reino Unido invadieron el país.

BOMBARDEOS EN FALUYA Los niños de Al Amel no son los únicos que perdieron la vida ayer en Irak. En Faluya, escenario de continuos ataques aéreos norteamericanos, otro niño y tres mujeres murieron al caer una bomba estadounidense sobre el edificio donde residían. Como ya es habitual en estos casos, el mando de EEUU aseguró que el ataque tenía como objetivo liquidar a seguidores de Zarqaui.

Además, el accidente de un coche cuyo conductor perdió el control por culpa de un ataque aéreo en la ciudad suní, causó la muerte de cuatro niños más.

Horas antes de los atentados de Al Amel, en Abú Graib (en el extrarradio de la capital), una suicida hizo estallar un vehículo muy cerca de unas viviendas (propiedad del Gobierno) próximas a una comisaría, al ayuntamiento y al registro civil.

EL DOBLE DE ATAQUES La fuerte explosión mató a dos iraquís y a un soldado de EEUU e hirió al menos a 60 personas. Otro militar estadounidense perdió la vida en un ataque con morteros perpetrado contra una base de las fuerzas multinacionales, situada cerca de la capital.

Este mes de septiembre, la media de ataques diarios de la resistencia contra las tropas de Estados Unidos se ha duplicado respecto a los que se registraron durante el pasado mes de agosto. Fuera de Bagdad, en la ciudad de Tal Afar, cercana a la frontera con Siria, la explosión de un coche bomba dirigido contra un convoy policial causó la muerte a seis personas y dejó heridas a otras 16. En el convoy viajaba un alto mando policial iraquí, que salvó la vida.

Mientras las bombas de un lado y del otro mataban a decenas de personas, el grupo armado autodenominado Ejército Islámico de Irak aseguraba haber secuestrado a cuatro extranjeros más (dos mujeres indonesias y dos libaneses) y a seis iraquís, todos ellos trabajadores de una compañía eléctrica. La cadena de televisión qatarí Al Jazira mostró ayer imágenes de tres de los rehenes. Este grupo es el que reivindicó el secuestro de los periodistas franceses Christian Chesnot y Georges Malbrunot, cuya suerte se desconoce.

EL IMAN En el norte, en Mosul, dos policías iraquís murieron después de que unos desconocidos armados atacaran su vehículo. Además, en esa misma ciudad, horas después, el imán Rajeh al Ramadani fue asesinado por unos hombres que le dispararon desde un coche.