No hace mucho tiempo, una revista se refirió a Michael Bloomberg como el alcalde "intocable" de EEUU. No está claro si el apelativo le viene porque sus rivales políticos no pueden hacerle sombra, como quedó patente el martes en las urnas, o porque su figura recuerda a Eliot Ness, el fiscal que limpió las calles de Chicago rodeándose de un equipo de intocables. Aunque sufrió más de lo previsto, Bloomberg logró que los electores le renovaran su confianza, y gobernará la ciudad cuatro años más, tiempo de sobra para seguir afianzando su popularidad y quién sabe si este exitoso empresario intente arrebatar la Casa Blanca a Barack Obama en el 2012.

Hijo de un contable y una ama de casa, nació en Boston el día de San Valentín de 1942. Gracias a una beca, se graduó en la Universidad John Hopkins y después se doctoró en Harvard. Tras casi dos décadas en Salomon Brothers, fundó una empresa que terminó siendo el gigante de la información financiera que lleva su apellido. Es el hombre más rico de Nueva York, y sus 16.000 millones de euros le acreditan como la octava fortuna del país. Votante demócrata de toda la vida, cuando entró en política se cambió al bando republicano, pero hace dos años abandonó sus filas y terminó declarándose independiente, calificativo que mejor le define.

Dicen las estadísticas que en los ocho años que lleva gobernado la Gran Manzana, los neoyorquinos han visto como su expectativa de vida aumentaba en 15 meses. Cierto o no, la realidad es que después de 16 años de alcaldes republicanos, Nueva York se ha convertido en una de las ciudades más seguras de EEUU.

Aunque no todos los créditos son para él. Rudolf Guliani se encontró en 1994 con una urbe ingobernable donde los asesinatos superaban los 2.000. Con su política de tolerancia cero, los índices de criminalidad cayeron. Hoy, tras sus ocho años como alcalde y dos mandatos de Bloomberg, la media de asesinatos ronda el medio millar.

Bloomberg quiere convertir Nueva York en un modelo de referencia en cuestiones medioambientales, con un plan para reducir en casi un tercio las emisiones de efecto invernadero hasta el 2030. También declaró la guerra a los coches, y hace unos meses prohibió la circulación en Times Square.

Pero el Nueva York de Bloomberg también esconde otra realidad. En los últimos años, la pobreza ha aumentado considerablemente, y uno de cada seis neoyorquinos padece hambre. Solo en Manhattan, más de un millón de personas reciben ayuda para subsistir.

Los críticos también le cuestionan por limpiar Manhattan con subidas de impuestos que obligan a muchos hispanos y negros a mudarse a Brooklyn, Bronx o Queens.