La sangría este pasado martes 22 de marzo en Bruselas podía haber sido infinitamente mayor. La bomba más potente de las tres preparadas por la célula terrorista que actuó en el aeropuerto internacional de la capital belga, una hora antes del ataque perpetrado en el metro, no llegó a estallar. “Tenía la carga explosiva más importante” confirmaba este miércoles el fiscal general deBélgica, Frédéric Van Leeuw, apuntando a que el hecho de que no explotara evitó que se produjeran muchas más víctimas en el que es ya el mayor atentado cometido jamás en suelo belga. La investigación, mientras tanto, avanza y establece una conexión directa con los atentados de París. Las autoridades belgas siguen buscando “activamente” a un cuarto terrorista huido.

Según los datos revelados hasta el momento, la primera de las explosiones en el aeropuerto se producía exactamente a las 7.58 de la mañana, a la altura del mostrador de facturación número 11 de la terminal de salidas. Nueve segundos más tarde tenía lugar la segunda. Las grabaciones de las cámaras de seguridad permitían a las autoridades detectar rápidamente a tres sospechosos, cuya fotografía empezaban a circular.

Uno de los presuntos kamikazes, el que aparece en medio, ya ha sido identificado gracias a las huellas digitales como Ibrahim El Bakraoui. El segundo suicida, situado a la izquierda en la fotografía todavía no ha sido identificado mientras que la policía está buscando “activamente” al tercer sospechoso, que se escondía tras un sombrero y que huyó del aeropuerto de Zaventem dejando tras de sí en el suelo una bolsa con explosivos.

El artefacto, con varios kilos de carga que podrían haber destrozado el resto del hall del aeropuerto según el diario 'La Libre.be', sí llegó a estallar debido a la inestabilidad del material pero lo hizo cuando ya estaban en el edificio los artificieros sin que nadie resultara herido “gracias a su profesionalidad”, explicaba en rueda de prensa Van Leeuw. Aunque el fiscal no ha confirmado su identidad, los varios medios belgas han apuntado que se trataría de Najim Laachraoui, sobre quien pesa una orden de búsqueda y captura desde los atentados de París.

El artificiero de la capital francesa

Es este último el que conduce directamente a los atentados de la capital francesa. Laachraoui, de 25 años, es supuestamente el artifiero de la célula terrorista que bañó de sangre París. Las autoridades encontraron rastros de su ADN en el material explosivo utilizado en los ataques y era activamente buscado desde el pasado 4 de diciembre.Habría sido controlado, bajo la identidad falsa de Soufiane Kayal, cuando cruzaba la frontera austro-húngara en septiembre de 2016 en compañía de Salah Abdeslam y Mohamed Belkaïd, el argelino de 35 años abatido la semana pasada por la policía en Forest.

En cuanto al ataque en el metro, la investigación policial ha permitido confirmar que se produjo a las 9.11 de la mañana cuando un terrorista suicida, identificado también gracias a las huellas dactilares comoKhalid El Bakraoui, hizo estallar otro artefacto en el segundo vagón del convoy cuando todavía estaba en la estación de Maalbeek con destino a Art Loi, ubicada a escasos metros de la sede del Gobierno de Bélgica.

Con cinco malestas

La denuncia de un taxista, que identificó a los tres sospechosos del aeropuerto tras ver su fotografía por la televisión, permitió a las autoridades belgas lanzar una operación policial en la zona de la estación del barrio de Schaerbeek, en el número 4 de la calle Max Roos donde el citado taxista les recogió para trasladarlos a Zaventem. Al parecer, los terroristas pidieron una furgoneta para trasladarse al aeropuerto con cinco maletas. Al venir un taxi, el conductor les hizo dejar dos de los bultos.

En esa redada las fuerzas antiterroristas se incautaron de 15 kilos de explosivos TATP (el mismo explosivo utilizado en noviembre pasado en París), 150 litros de acetona, 30 litros de agua oxigenada, detonadores, una maleta llena de clavos así como material destinado a la fabricación de un artefacto explosivo. La policía realizaba otras dos redadas en la misma calle, sin resultado, una cuarta en otro lugar del barrio de Schaerbeek en la que detenían a un hombre para interrogarle y una quinta en la localidad de Aaren.

Desde Ankara, el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, lanzó una sombra de sospecha sobre la actuación de las autoridades belgas, al revelar que uno de los kamikazes de Bruselas -cuyo nombre no dio- fue arrestado en junio del 2015 en el sur de de Turquía y expulsado a Bélgica, pero puesto en libertad por las autoridades de ese país, que no confirmaron sus vínculos con los yihadistas "pese a las advertencias" de Turquía.

De momento, el Organo de control y análisis de la amenaza ha decidido mantener a todo el país bajo el nivel 4 de alerta, el nivel máximo debido a que “la amenaza es todavía real” y hay que mantener la vigilancia. Esto significa que Bélgica mantendrá una vigilancia reforzada en infraestructuras claves, como el puerto de Amberes o las centrales nucleares, edificios públicos y lugares donde se concentra mucha gente como centros comerciales.

Reunión extraordinaria de ministros del Interior de la UE

“Lo que ha ocurrido en Bruselas ya ocurrió en París, en Madrid, en Londres, en Turquía, Líbano, Túnez, Malí y la lista desgraciadamente sigue… Los acontecimientos de Bruselas muestran que necesitamos más coordinación y más intercambio de información e inteligencia”, recordaba este miércoles el comisario europeo Dimitrios Avramopoulos minutos antes de pedir una reunión urgente de ministros del interior de la Unión Europea.

La cita tendrá lugar finalmente este jueves por la tarde en Bruselas con el objetivo de dar una imagen de unidad y examinar la respuesta común y la situación tras este ataque al corazón de Europa que pone en evidencia las lagunas que siguen existiendo para frenar el terrorismo yihadista. El Consejo, de carácter extrardinario, arrancará a las cuatro de la tarde y su duración será de entorno a dos horas.