Los primeros análisis de los restos del vuelo Río-París indican que el Airbus A330, siniestrado el 1 de junio con 228 personas a bordo, no se incendió.

La ausencia de quemaduras permite descartar la tesis de la explosión en pleno vuelo, aunque no la hipótesis de un desmembramiento o dislocación del aparato antes de precipitarse al agua. Una de las cosas que más ha impresionado a los expertos es que todo se produjo con una inusitada rapidez. El hecho de que los asientos de la tripulación se hayan encontrado doblados y con los cinturones colgando indica que el personal de cabina no tuvo tiempo siguiera de tomar asiento, primera precaución que se adopta en caso de dispararse la alarma.

Las razones de tan fulminante caída --el piloto no tuvo tiempo ni de enviar un mensaje de socorro-- siguen siendo un misterio.

Mientras en Recife --la ciudad brasileña a la que son enviados los restos hallados en el océano-- se practican las primeras autopsias, las compañías aseguradoras han empezado a evaluar el coste de las indemnizaciones a las familias. Según el diario Le Monde , se calcula que recibirán entre 234 y 531 millones de euros.

En el frente marítimo, los equipos de rescate brasileños y franceses localizan los restos con cuentagotas. Ayer, el número de cadáveres encontrados ascendía a 50. En total, 37 trozos de avión --entre ellos la deriva del aparato y la punta de un ala-- habían sido sacados del agua.

Dentro de 15 días, las cajas negras dejarán de emitir las señales que lanzan para facilitar su localización. La información que contienen puede ser clave para conocer las causas del siniestro porque no solo registran los fallos técnicos, sino también las conversaciones entre la tripulación de la nave.

La investigación niega que pueda establecerse una relación causa-efecto con los fallos registrados en los sensores de velocidad. No obstante, las líneas aéreas han decidido cambiar los tubos que permiten calcular la potencia idónea del avión.

A raíz del accidente, trascendió que su mal funcionamiento a causa del hielo había provocado incidentes en varios vuelos y que Airbus recomendó cambiarlos en el 2007.