Los habitantes de Hutkan pasaron la noche glacial y el día de ayer tratando de extraer con sus propias manos los cuerpos de entre las montañas de ruinas a la que quedó reducido su pueblo tras el terremoto del martes. "Esta mañana, hemos recuperado 27 cuerpos de entre los escombros", afirma el general Hosein Maufi, comandante de brigada de los Guardianes de la Revolución --Ejército ideológico del régimen--, que participa en las operaciones. "Ayer, recuperamos entre 130 y 140 cuerpos y creemos que todavía hay entre 70 y 80 más bajo los escombros", continúa.

Difícil acceso

Hosein Mirzaie, un militar que vive en la vecina ciudad de Kerman corrió hacia su pueblo natal cuando supo del seísmo. "He perdido entre 15 o 30 miembros de mi familia", afirma, combatiendo el frío y la nieve que cae sobre esta montañosa localidad de difícil acceso.

En la estrecha carretera que llega hasta allí, un cortejo de ambulancias convertidas en coches fúnebres trata de abrirse paso entre los vehículos de cientos de socorristas y militares. Una lleva 12 cuerpos, otra 8... "Van hacia Zarand --ciudad vecina--, explica el general Marufi, donde los cadáveres serán lavados y entregados a sus familiares, para que decidan dónde los quieren enterrar".

Entre unos ladrillos sobresalen los cadáveres de vacas y perros, y empieza a emerger un hedor a muerte. Pero de ahí se han recuperado a dos jóvenes con vida. Zahra Mirzaie, de 20 años, pasó muchas horas enterrada junto a su madre muerta; Zahra Hosein, de 25 años, aún conmocionada, es incapaz de articular una palabra.

En la región han pasado la noche tratando de protegerse de la lluvia y el frío, maldiciendo a las autoridades, que no han repartido suficientes tiendas ni mantas. Cientos de habitantes de Januk, menos afectada, han buscado calor apretándose unos con otros en las mezquitas y en los lugares consagrados al duelo.

Incredulidad

Cae una lluvia fría y casi nadie se cree a las autoridades cuando les aseguran que todas las necesidades quedarán cubiertas y reclaman un poco de paciencia. En Islamabad, seriamente afectada, un centenar de personas furiosas han bloqueado la carretera para interceptar un camión con ayuda humanitaria, con tiendas y alimentos. Las mujeres lanzan piedras contra los coches. Una veintena de hombres se han estirado en la carretera al paso del convoy del ministro de Interior, Abdolvahed Musavi Lari. "El ministro entiende su cólera pero ha habido que desalojarlos por la fuerza", afirma un portavoz.