El asesinato del líder de Hamas, Ahmed Yasín, elevó ayer aún más la tensión en Irak y provocó airadas protestas populares. En Basora, en el sur del país, una manifestación de desempleados se convirtió en una marcha de condena a la acción israelí que degeneró en violencia.

Un total de 13 soldados británicos resultaron heridos cuando algunos de los manifestantes lanzaron piedras y cócteles molotov contra las tropas ocupantes.

También en la capital, Bagdad, cientos de iraquís se manifestaron para mostrar su repulsa por la muerte de Yasín y corearon eslóganes contra Israel y su primer ministro. "Sharon es un villano", gritaban. Por su parte, el Consejo de Gobierno interino condenó también el asesinato del jeque Yasín.

Más allá de las protestas, la violencia en Irak se ha convertido en rutina y ayer no fue una excepción. Dos finlandeses, que formaban parte de una delegación empresarial que había viajado a Irak para explorar las posibilidades de obtener contratos, fueron asesinados por un francotirador en Bagdad.