La rectificación de la revista Newsweek no ha conseguido aplacar la ira de miles de musulmanes que han salido estos días a las calles para protestar contra la presunta profanación del Corán por parte de soldados estadounidenses. En la primera versión, el semanario norteamericano aseguró que un militar tiró al retrete un ejemplar del Corán en presencia de un detenido en la prisión estadounidense de Guantánamo, en Cuba.

En los países musulmanes, no son pocos los que creen que el desmentido de la prestigiosa revista responde a las presiones que ha recibido de la Casa Blanca. Los testimonios de algunos exdetenidos en Guantánamo o en prisiones afganas, recogidos por reconocidas instituciones internacionales como el Comité Internacional de la Cruz Roja o Human Rights Watch, confirman que en los centros de detención estadounidenses se ha humillado la religión musulmana con el fin de arrancar confesiones a sospechosos de pertenecer a grupos armados islamistas.

"En el 2002, fui testigo de varios incidentes que provocaron la ira de los detenidos, como colocar el Corán en un lugar que se utilizaba como letrina", aseguró esta semana Musam Beggm, un antiguo preso británico que estuvo detenido primero en Afganistán y, luego, en la base de Guantánamo.

Ayer, en varias ciudades del mundo se celebraron manifestaciones y marchas de protesta de musulmanes contra EEUU. En Londres, un centenar de personas se concentraron frente a la legación estadounidense con pancartas que rezaban Profanación hoy, otro 11 de septiembre mañana y se podían oír gritos de "muerte a George Bush".

Para los musulmanes, el Corán contiene la palabra de Dios, transmitida al Profeta Mohamed por el arcángel Gabriel. Insultar el libro sagrado o al Profeta está considerado una blasfemia que puede ser castigada con la muerte en países como Pakistán o Afganistán. El Corán es el libro de cabecera que llevan consigo ahí donde van y que aprovechan cualquier momento del día para leerlo y recitarlo.

Como dijo el pasado miércoles el presidente del Parlamento de Kuwait, Jasem al Jarafi, profanar el Corán es "el delito más grave para los más de 1.200 millones de musulmanes de todo el mundo". Un columnista kuwaití escribió que "ni siquiera las armas de destrucción masiva podrían detener una revuelta de musulmanes".

Además de Londres, también hubo manifestaciones en varias ciudades de Irak, donde miles de personas respondieron al llamamiento que hizo el jueves el clérigo radical shií Moktada al Sadr para exigir la salida de las tropas estadounidenses y protestar contra la supuesta profanación del Corán. En Nasiriya, al sur del país, ocho personas resultaron heridas de bala, cuatro policías y cuatro manifestantes. También hubo protestas en Irán, Somalia y Cisjordania.