El régimen de Sadam Husein lanzó ayer la más dura invectiva hasta ahora contra los inspectores de la ONU, a los que tildó de ser agentes a las órdenes de Estados Unidos e Israel. Bagdad avanzó que en la declaración a la ONU sobre su arsenal exigida por la resolución 1.441, cuya presentación anunció para el próximo sábado, negará poseer armas de destrucción masiva. El presidente de EEUU, George Bush, respondió de inmediato que no aceptará la negativa de Bagdad a admitir que cuenta con ese tipo de armas.

El vicepresidente iraquí, Taha Yasin Ramadan, lanzó una carga de profundidad contra la ONU al afirmar que "los inspectores llegaron con el fin de proporcionar información más precisa para la futura agresión". "Esto no es una acusación --enfatizó el dirigente iraquí--, porque los inspectores, desde el primer día, han tenido como función principal espiar". "Su trabajo es espiar para la CIA y el Mosad", concluyó.

Irak anunció que su declaración sobre el armamento "aportará elementos nuevos sobre nuevas instalaciones, nuevas actividades realizadas durante la ausencia de los inspectores", según declaró en Bagdad el jefe del mecanismo de control iraquí sobre el desarme, el general Hosam Mohamed Amin.

EL PRECEDENTE

El Ministerio de Exteriores consideró que esta inspección recordaba los "malos modos" de la Unscom (la comisión precedente a la actual Unmovic) que salió de Irak en 1998. "¿Es el inicio de unos malos modos destinados a restablecer el ambiente de tensión en las relaciones entre los equipos de inspección e Irak?", preguntó un portavoz del ministerio.

Los expertos de la Unmovic pasaron ayer cuatro horas en Al Muthana, a 150 kilómetros de Bagdad, considerado en los años 80 como el principal centro de investigación sobre el uso de armas químicas, como los gases mostaza o sarín, así como de desarrollo del programa biológico para preparar la toxina del botulismo y el ántrax. Durante cinco horas, los inspectores de la ONU buscaron en el que era el principal complejo de investigación nuclear.

El método usado por Hans Blix, el jefe de los inspectores, no convence a George Bush. Fuentes de Washington explicaron ayer que Blix se resistió el lunes a la presión de EEUU para que las inspecciones sean "múltiples y simultáneas" cada día.