Las elecciones provinciales celebradas ayer en Irak se desarrollaron sin incidentes de importancia, toda una novedad en un país que ha vivido bajo las bombas durante casi seis años. Las autoridades retrasaron una hora el cierre de los colegios electorales y levantaron parte de las estrictas medidas de seguridad para permitir que todos los electores que quisieran votar lo pudieran hacer. Las primeras estimaciones no oficiales apuntaban a un índice de participación próximo al 70%. "Estas elecciones son una victoria para todos los iraquís" afirmó con satisfacción el primer ministro, Nuri al Maliki.

Los de ayer fueron los primeros comicios que celebraba Irak desde el año 2005. Entonces, el país sufría los sangrientos atentados de Al Qaeda y grupos afines y los enfrentamientos entre la resistencia y las tropas estadounidenses y británicas. Meses después empezó el baño de sangre de la violencia sectaria.

La situación ha mejorado de forma considerable a lo largo, sobre todo, de este último año. Además, la comunidad suní, que boicoteó las elecciones de hace cuatro años, acudió esta vez a las urnas, lo que contribuyó decisivamente a la gran afluencia a los colegios electorales. La participación suní augura un cambio. El Gobierno dará a conocer hoy el índice de participación.

440 CARGOS ELECTOS Los iraquís eligieron a los 440 miembros que formarán los consejos provinciales de 14 de las 18 provincias. La región semiautónoma del Kurdistán, integrada por tres provincias, quedó fuera de estas elecciones, así como la de Tamim, cuya capital es la rica ciudad petrolera de Kirkuk, que se disputan kurdos, árabes y turcomanos. Los consejos provinciales nombran a los gobernadores, por cuyas manos pasan parte de los proyectos de reconstrucción.

En esta ocasión, los chiís presentaron varias listas separadas, rompiendo momentáneamente la gran alianza que les permite dominar el Gobierno. Lo mismo hicieron los sunís. La lista que partía como favorita era la de la Coalición Estado de Derecho, capitaneada por el partido Dawa de Maliki. Estos comicios han de servir también para medir el grado de apoyo de los iraquís a la gestión del primer ministro.

PRESIDENCIALES Si los resultados --los preliminares se darán a conocer esta semana-- le son favorables, Maliki y su partido partirán en una buena posición cara a las elecciones presidenciales previstas para finales de este año. Sobre todo frente a su principal rival dentro de la familia chíi, el Consejo Supremo Islámico de Irak (CSII), de Abdulaziz al Hakim. El CSII es partidario de un estado federal que dote de poder autonómico a las provincias chiís del sur, ricas en petróleo, a lo que se opone Maliki.

La jornada pacífica de ayer refuerza la figura política del primer ministro. Para Maliki, la asistencia masiva a las urnas fue una muestra de que "el pueblo iraquí confía en su Gobierno y en las elecciones y prueba que ahora el país vive bajo un sistema de seguridad que funciona".

DISPOSITIVO DE SEGURIDAD Para garantizar el desarrollo con garantías de los comicios, las autoridades pusieron en marcha un draconiano dispositivo de seguridad, con la participación del Ejército de Estados Unidos. El día anterior se cerraron las fronteras terrestres y durante la jornada electoral se prohibió circular a los vehículos.