Lograr abrirse paso hasta la sede de la Alta Comisión Electoral Independiente en Bagdad constituye una prueba para la paciencia de cualquiera. Un día después de la celebración de las elecciones legislativas en Irak, reporteros locales y extranjeros, ávidos de obtener las primeras imágenes del recuento y algunas declaraciones de sus representantes, debían ayer esperar largas horas al sol, antes de ser cacheados en repetidas ocasiones y ver verificados sus documentos por decenas de soldados iraquís y anónimos contratistas privados de seguridad de rostro asiático o latinoamericano. Y por fin, casi 24 horas después de cerradas las urnas, la hipervigilada institución encargada de velar por el respeto a la voluntad nacional, parapetada tras sus alambradas y sus bloques de hormigón, hizo pública la cifra oficial de participación: un 62% de los alrededor de 19 millones de electores iraquís habían emitido su voto durante la jornada del domingo.

"Estoy tan, tan feliz", enfatizó ayer su presidenta, Aamel Bayraktar, en una conversación con este enviado especial y con otro reportero español. "Todo fue muy bien e incluso Obama nos ha felicitado", continuó. La participación ha sido muy amplia en las provincias donde la comunidad suní está presente: Al Anbar con un 61%, Diyala, con un 62%, o Níniveh, con un 63%, entre otras. En las provincias chiís del sur, la abstención fue algo más elevada, y acudió a votar entre el 53% y el 63%. Las provincias kurdas, dominadas hasta ahora por las dos principales fuerzas políticas (el Partido Demócrata del Kurdistán o la Unión Patriótica del Kurdistán) se volcaron masivamente en las urnas, con tasas que rondaron el 80%.

NORMATIVA ESTRICTA Al margen de la elevada tasa de participación, menos contestada que la de las anteriores legislativas (un 75%), otro motivo de satisfacción para la responsable número dos de la comisión era la aplicación estricta del reglamento electoral, que impidió prolongar el horario de votación, una medida que, en el pasado, permitió un cierto grado de manipulación en el norte del país. Además, aseguró que no había recibido ninguna protesta oficial y restó importancia a las denuncias de fraude de la coalición laica de sunís y chiís Al Iraqiya. "Está claro que los resultados van a ser aceptados por quien gane y denunciados por quien pierda; todos los candidatos quieren ser primer ministro", remachó.

TRIUNFO REIVINDICADO En las sedes de las diferentes coaliciones, todos los dirigentes consultados expresaron su convencimiento de que obtendrán el triunfo. Ali al Dabbagh, portavoz y candidato por el Estado de Derecho, la formación del primer ministro Nuri al Maliki, aseguró que su formación iba en cabeza "en Bagdad y las provincias del sur". Responsables de la Alianza Nacional Iraquí, el otro bloque eminentemente chií, aseguraron que su fuerza política y la de Maliki estaban obteniendo un porcentaje similar de votos.

Por su parte, Huda al Niaimi, candidata por Al Iraqiya, se pronunció en términos similares a los de sus rivales políticos. "Hemos ganado en todo el oeste de Bagdad y en algunos barrios del este como Adhamiya", dijo. En Mosul, la coalición encabezada por Iyad Alawi habría obtenido, según Al Niaimi, "un 90% de los sufragios", y la mayoría habrían sido en Al Anbar y localidades como Nasiriya.