Irak se encuentra desde ayer en alerta máxima ante el veredicto que puede enviar hoy a Sadam Husein a la horca por crímenes contra la humanidad. La sentencia la dará a conocer el Tribunal Especial, formado por cinco jueces, que ha procesado al expresidente iraquí y a siete de sus excolaboradores por la matanza cometida en 1982 contra la población chií de Dujail.

Ante el temor a que el veredicto provoque un recrudecimiento de la violencia, el Gobierno iraquí decretó ayer un "toque de queda indefinido" en Bagdad y en las provincias de Diyala y Saladino, en cuya capital, Tikrit, nació el dictador. El Ejecutivo ordenó el cierre del aeropuerto. La medida ha entrado en vigor a las seis de esta mañana, y prohíbe la circulación tanto de vehículos como de personas. También se ha movilizado a todos los miembros de las fuerzas de seguridad.

En un mensaje dirigido al presidente de EEUU, George Bush, el jefe de la defensa de Sadam, el letrado iraquí Jalil al Dulaimi, dijo en tono apocalíptico que si su cliente es condenado a la pena capital, Irak sucumbirá a una espiral de "sangre y fuego" que lo arrastrará a una situación hasta ahora "desconocida".

La sentencia de hoy se corresponde con el juicio por la matanza ordenada por Sadam Husein en 1982 en el pueblo chií de Dujail. El exdictador, tras sufrir un atentado en esa localidad, ordenó una brutal represión en la que murieron 148 personas. El juicio arrancó en octubre del 2005 y acabó en julio, tras 40 sesiones y las declaraciones de más de 130 testigos. El juicio fue un caos. Tres abogados de la defensa murieron acribillados y el magistrado jefe dimitió por presiones de EEUU, que lo consideró complaciente con los acusados.