El Gobierno de Irak ha pedido a Egipto que revele si mantuvo contactos con grupos rebeldes antes del secuestro del diplomático Ihab al Sharif, que fue asesinado el miércoles por sus captores, el grupo que lidera el terrorista jordano Abú Musab al Zarqaui. Las autoridades de Bagdad, entretanto, estudian con EEUU la posibilidad de que efectivos de la fuerza multinacional se encarguen de reforzar la protección de los diplomáticos acreditados en el país árabe.

"Estamos investigando si Egipto, en un intento por ayudar a encontrar una solución en Irak, tuvo contactos con grupos de activistas sunís, incluso con los insurgentes", afirmó ayer a la agencia France Presse el portavoz del Ejecutivo iraquí, Laith Kuba.

Las autoridades de Bagdad no se explican todavía cómo el día del secuestro, el sábado, el diplomático salió de su casa sin guardaespaldas. Al Sharif fue secuestrado en plena calle mientras compraba la prensa del día en Bagdad. El Ministerio de Interior iraquí acusó al diplomático, que llevaba en Irak algo más de un mes, de haber contactado con los rebeldes, lo que le habría costado la vida.

"TARDE Y MAL" En El Cairo, algunos analistas han criticado la actuación del Gobierno egipcio para tratar de solucionar la crisis. Según aseguraron actuó tarde y mal, al no solicitar ayuda a los influyentes clérigos sunís que, en ocasiones anteriores y gracias a su mediación, habían resuelto con éxito otros secuestros.

Precisamente, un primo del dictador iraquí Sadam Husein advirtió ayer de que la única manera de conseguir la estabilidad en Irak pasa por negociar con los grupos rebeldes sunís.