"Estamos hablando de un país que puede financiar su propia reconstrucción; hay mucho dinero para pagar por esto y no tiene por qué ser dinero del contribuyente estadounidense". Hace ya tiempo que las optimistas palabras que Paul Wolfowitz, número dos del Departamento de Defensa de EEUU, pronunció ante el Congreso en marzo del 2003, son uno de los argumentos recurrentes de la oposición en Washington para demostrar la falta de previsión que ha rodeado la ocupación militar de Irak. Wolfowitz sostenía que un país asentado sobre las terceras reservas probadas de crudo del mundo podía sufragar su posguerra sin ser una carga para sus ocupantes.

Pero nada más lejos de la realidad. El país produce 640.000 barriles de crudo al día menos (o lo que es lo mismo, una cuarta parte menos) que en febrero del 2003, mes anterior a la guerra, cuando la producción ascendía a 2,46 millones de barriles, pese a que entonces Irak se hallaba sometido a un régimen de sanciones internacionales.

Un conjunto de factores, entre los que se encuentra no sólo la incertidumbre y los actos de sabotaje, sino también la ineficacia a la hora de ejecutar los trabajos de reparación de la infraestructura petrolera tras la contienda militar, han contribuido a esta falta de rendimiento en la columna vertebral de la economía iraquí.

Una relativa parálisis que contribuye, con otros factores --como el pulso entre Occidente e Irán-- al elevado precio mundial del crudo y que impide que EEUU cuente con la producción iraquí para afrontar la crisis energética. "Irak, como exportador, sigue siendo una fuente de preocupación para los mercados", admite Julius Walker, analista de PVM Oil Associates. "El mercado --sentencia Manouchehr Takin, del Centro para Estudios Globales de Energía (CGES, por sus siglas en inglés) --no espera ya una rápida recuperación".

Según estimaciones del CGES, Irak produjo en marzo de este año un total de 1,82 millones de barriles por día, una cifra muy por debajo de las previsiones y, desde luego, situada a años luz de los 3,5 millones de barriles de 1990, antes de la primera guerra del Golfo y las sanciones. Fueron especialmente negativos los meses de abril a julio del 2003, cuando la producción casi se paralizó, algo lógico, debido al trauma de la invasión militar.

Pero hay un dato inquietante: los últimos meses del 2005 y los primeros del 2006 han registrado un importante descenso de la producción, con medias que no superaron los 1,6 millones de barriles al día. Aunque se ha constatado una ligera oscilación al alza después, los analistas se encogen de hombros y hablan de incertidumbre acerca de las cifras de producción de crudo en el país árabe.

"Nadie sabe cuál será la futura producción; es una mezcla de factores políticos y de seguridad; desafortunadamente, hemos observado una reducción a fines del 2005 y principios del 2006 por el deterioro de la seguridad", constata.

Zona productiva

Irak cuenta con dos grandes zonas de producción de petróleo. La primera, al sur, junto a la frontera con Kuwait, y la segunda en el norte, en los alrededores de Kirkuk. Una parte del petróleo del sur se exporta por terminales en el golfo Pérsico y otra se transporta hacia el norte y, a través de un oleoducto, hasta el puerto de Ceyhan, en la costa mediterránea de Turquía. "La capacidad de los insurgentes de detener el bombeo por el oleoducto hacia Turquía significa que Irak produce entre 500.000 y un millón de barriles menos al día", dice Walker.