Una impresionante multitud se concentró ayer en la plaza de Azadi, en el oeste de Teherán, para celebrar el 31º aniversario de la Revolución Islámica. Paralelamente se repitieron los enfrentamientos entre los opositores y las fuerzas de seguridad, aunque cada vez resulta más difícil conocer con detalle lo ocurrido. EEUU denunció ayer que Irán ha logrado imponer un "bloqueo casi total" al flujo de información en el país. Tanto la red telefónica, como los mensajes de texto, como la televisión por satélite y el acceso a internet han sufrido interferencias y restricciones. "Está claro que el Gobierno iraní teme a su propio pueblo", afirmó el portavoz del Departamento de Estado estadounidense, Philip Crowley.

El despliegue de las fuerzas de seguridad y de la milicia basij en Teherán, para impedir manifestaciones al margen de la celebración oficial, no tenía precedentes. La policía disparó y lanzó gases lacrimógenos contra los opositores que intentaban concentrarse en la calle Sadeqiya. Según una web opositora, 30 personas fueron detenidas. Uno de los líderes opositores, Mehdi Karrubi, fue golpeado por los basij. Según algunas informaciones, también fueron atacados el expresidente Mohamed Jatamí y la esposa de Mirohusein Musavi, otro líder reformista.

SILENCIO OFICIAL La televisión estatal silenció estos incidentes y dio cuenta de que "decenas de millones de personas" --en un país de 70 millones de habitantes-- participaron en la conmemoración oficial del aniversario de la Revolución Islámica. Otros observadores redujeron la cifra a "cientos de miles", pero, en cualquier caso, el acto fue multitudinario. Sin embargo, fue también la primera vez en tres décadas que la prensa no pudo informar libremente. Los pocos medios extranjeros que aún permanecen en el país fueron convocados a las ocho de la mañana y trasladados en autobuses a la plaza de Azadi, donde fueron confinados a una tribuna para asistir al discurso del presidente, Mahmud Ahmadineyad.

EL URANIO Ahmadineyad aprovechó para bravuconear de nuevo sobre el programa nuclear que le enfrenta a las potencias occidentales. Afirmó que Irán se ha convertido ya en "una nación nuclear" gracias a su capacidad de producir uranio altamente enriquecido. Aseguró que Irán está en condiciones de enriquecer uranio "a más del 80%" pero que "no lo hará porque no tiene necesidad" e insistió en que Teherán no tiene intención de dotarse del arma atómica.

En su discurso, Ahmadineyad confirmó que de la planta nuclear de Natanz ha salido ya "el primer cargamento" de uranio enriquecido al 20%, destinado oficialmente a un reactor médico. Sin embargo, en Washington, el portavoz de la Casa Blanca, Robert Gibbs, expresó el escepticismo de EEUU sobre las afirmaciones del mandatario iraní y señaló que están "basadas en motivaciones políticas y no en bases científicas". "Creemos que los iranís carecen de la capacidad de enriquecer al nivel que aseguran", afirmó Gibbs.

Por su parte, Rusia aseguró ayer que se opone a la adopción de sanciones "traumáticas" contra la economía de Irán, como proponen EEUU y la UE en represalia por la decisión iraní de enriquecer uranio.