Las tensas relaciones entre Irán y el Reino Unido sufrieron ayer un nuevo contratiempo con la captura de tres patrulleras de la Royal Navy británica en la frontera con Irak. Las autoridades iranís requisaron las lanchas y detuvieron a sus tripulantes, a los que acusaron de entrar sin permiso en aguas de la República Islámica.

El incidente tuvo lugar donde confluyen los ríos Tigris y Eufrates. Los británicos vigilan regularmente la zona del sur de Irak para prevenir el contrabando de petróleo y armas, además de entrenar allí a miembros de la policía iraquí. Las autoridades británicas esperaban ayer conocer más detalles de lo ocurrido, pero restaban importancia al incidente.

El episodio ocurre una semana después de que Londres condenara a Irán por poca cooperación con los inspectores de la ONU interesados en su programa nuclear.